El grupo confederal de Unidos Podemos va a presentar una moción de censura a Mariano Rajoy al Partido Popular, una acción audaz y honesta que aunque nazca muerta, responde a la necesidad de la sociedad española de acción contra la corrupción y la instrumentalización de las instituciones de todos para el beneficio de unos pocos. Los tejemanejes con la Fiscalía, y los Ministerios de Justicia e Interior señalan que no son casos aislados, que son una trama organizada que utiliza todos los medios institucionales, económicos, políticos y de la información para saquear de lo público a favor de unas élites. Esta moción de censura colocará a todos los agentes políticos y sociales en un lado u otro de la barrera.
Los que no soportan más las políticas reaccionarias del PP y además no soportan la podredumbre que emana del partido más corrupto de Europa o los que prefieren a esta banda dirigiendo los destinos de las personas españolas de bien.
El Psoe además esta muy mal posicionado pues todavía no tiene un líder o candidat@ que ofrecer, ha puesto a Rajoy con su abstención en el Gobierno y Unidos Podemos está marcando la agenda política ( con mayor o menor acierto) forzándoles a ir a rebufo, sin una idea clara de lo que demanda la sociedad española. Gran coalición o Gobiernos progresistas. La época de la hegemonía, las mayorías absolutas de los 80 y los gobiernos monocolores ya pasaron y no volverán en mucho tiempo. Cerrar las puertas a la participación política masiva fuera de la representación, la imagen de partido oxidado y esclerótico alimentado por redes clientelares y otras causas varias lo situan más cercanos a los partidos socialistas Franceses, Italianos o Griegos que a un partido en expansión y que devuelva la ilusión a las mayorías sociales.
Ciudadanos prometía un centro liberal higiénico y que ayudaría junto a Podemos a regenerar nuestra democracia. Poco a poco va hacia la insignificancia ante la solidez incombustible de un electorado conservador como el Popular. Ni sostener a Gobiernos bajo la sombra de la corrupción como el madrileño, el murciano o el andaluz; ni su tibieza ante los escándalos de corrupción son garantía de cambio. Más bien de cambiarlo todo para que nada cambie.
Los partidos nacionalistas, tanto conservadores como progresistas siguen con sus cábalas independentistas o aprovechando la ocasión para encarecer los apoyos presupuestarios, con falta de mirada integradora ni de concepto de país plurinacional y solidario. También pagaran sus torpezas.
También es una ocasión de oro para que los sindicatos mayoritarios se rediman de su complicidad e inactividad durante la crisis económica y apoyen esta iniciativa que podría crear un nuevo marco legislativo para los trabajadores y autónomos que sufren la precariedad y el abandono.
