?Yo también me crezco en la adversidad, sin duda? afirmó el director de cine.
Todavía en cartelera con Balada triste de trompeta y con resaca por su presidencia en la Academia de Cine, Álex de la Iglesia vuelve feliz en Cartagena a su tarea de director con La chispa de la vida, un cruce tragicómico de Esquilo y Berlanga protagonizado por Salma Hayek y José Mota.
“Amo a la Academia, la sigo amando. Pero esto ha supuesto un reseteado de amigos”, explicó en referencia a su polémica dimisión De la Iglesia, que aunque ahora está en las labores de rodaje de su nuevo filme, convierte cada afirmación respecto a su nueva película en un arma de doble filo.
La chispa de la vida es la historia de un hombre que “no encuentra trabajo, le rechazan, le humillan y, desesperado, busca el hotel donde pasó su luna de miel”.
Allí, en lugar del establecimiento hotelero, encontrará las ruinas de un teatro romano, donde tras dar un traspiés, acabará con su cabeza atravesada por un hierro y sin posibilidad de moverse ni un milímetro.
En una entrevista con Efe, el director hace un símil con la trama del filme y explica: “Yo también me crezco en la
adversidad, sin duda”.
“Entiendo mucho al protagonista: vive una situación delirante y teatral a su alrededor y sin embargo gracias a eso consigue cambiar su vida y entender la manera de verla”, resume no sin ironía por los recientes acontecimientos que le llevaron a presentar su renuncia como director de la Academia de Cine.
Considera que “cuando tienes problemas es cuando te funciona el cerebro a 200 por hora, cuando tienes fuerza, ganas e ilusión. Cuando hay estabilidad, lo único que genera son buenas comedias de Sandra Bullock”, La chispa de la vida se basa en una historia de Randy Feldman, pero ya transita por territorio “made in De la Iglesia”.