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?El Juli? corta tres orejas y sale por la Puerta del Príncipe en Sevilla

Una soberbia actuación de Julián López El Juli le valieron tres orejas y la correspondiente salida por la Puerta del Príncipe de la Maestranza, reivindicándose con absoluta rotundidad como la máxima figura del torero actual, hoy en Sevilla.

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  • El matador Julián López ?El Juli? sale a hombros por la Puerta del Príncipe tras cortar tres orejas en la corrida de ayer de la Feria de Abril de Sevilla. -
Una soberbia actuación de Julián López El Juli le valieron tres orejas y la correspondiente salida por la Puerta del Príncipe de la Maestranza, reivindicándose con absoluta rotundidad como la máxima figura del torero actual, ayer en Sevilla.

El Juli hizo la proeza. Un gran Juli en todo. Aunque antes de cantar las excelencias de sus dos faenas habría que advertir de la desfachatez que supone celebrar un espectáculo al aire libre con la tarde que hizo.

Algo vergonzante, obligar al pagador en taquilla a soportar el agua durante dos horas y media. Pues un paraguas, no se olvide, sirve de amparo al cruzar una calle, unos metros durante unos segundos, o si se quiere para un desplazamiento algo más largo, pero de ninguna manera se puede estar dos horas y media ahí debajo sorteando tantas incomodidades.

La responsabilidad es de la autoridad –¿a quién defiende la autoridad en casos así?–, de la empresa que hace caja sin el menor escrúpulo, y de los toreros que también “se lo llevan”. No hay entidades ni organismos que defiendan al espectador.

¿Para cuando las quejas de las OCUS (Organizaciones de Consumidores y Usuarios), que en el mundo del toro vendrían a ser las Uniones de Abonados Taurinos, distraídas en mil pamplinas y sin echar cuentas a la defensa de unos intereses tan claros como no verse uno obligado a asistir a espectáculo bajo la lluvia sin posibilidad de rescatar el dinero de la entrada antes de empezar? Tampoco el reglamento, ni el andaluz ni el del estado dicen nada al respecto.

Es una pena que la climatología venga a quitar espacio a las lisonjas que merece El Juli por sus dos faenas. Un Juli sensacional, hay que repetir.

Habrá quien ponga reparos a su primera faena. Por lo visto, uno de ellos, el presidente Francisco Teja, que adoptó la polémica decisión de concederle sólo una oreja.

Quizás faltó rotundidad artística a la faena por sus trazos un poco toscos, sin la gracia alada que se exige en esta plaza para el doble trofeo.

Pero hace falta saber si el usía de ayer y los otros tres que se alternan con él en la presidencia serán capaces de mantener el mismo criterio en lo que queda de ciclo.

Muy bien El Juli con el capote, o mejor, extraordinariamente bien, tanto en el recibo como en el quite posterior a la verónica.

Bueno el toro, pero no tanto, pues para que durara hasta el final fue decisiva la técnica y la generosidad del torero, midiéndole el castigo, llevándole a media altura y con suavidad, “ayudándole” en definitiva a recorrer el último tramo de cada pase, necesario para conectar con tanta fuerza.

Pases bonitos y seguidos, templando y aguantando, circunstancia esta última referida sobre todo al valor. No permitió El Juli que el toro perdiera su velocidad, para mantener a su vez el ímpetu de la faena. Calidad toda por parte del torero.

La estocada, sin puntilla, aunque perdiendo la muleta en el embroque. El presidente sabrá porqué se guardó el segundo pañuelo. La bronca que se llevó fue monumental.

Y ya en el cuarto, versión corregida y aumentada del toreo mandón y poderoso de un Juli que esta vez sumó aroma y profundidad. Aquí, sí, el presidente demostró que también tiene sensibilidad al asomar los dos pañuelos de una vez, sin esperar a que la gente pidiera la segunda oreja.

Quedaba claro que una la concedía el público, con la plaza blanca por completo, y la otra el presidente Teja, por fin buen aficionado.

Faena ideal de principio a fin, que hizo irresistible la Puerta del Príncipe.

Castella poco hizo con el mansote y quedado segundo, y estuvo perdido frente al buen quinto, que humilló y tuvo largo recorrido. Trazos desangelados y muchos enganchones.

Perera, en cambio, no tuvo toros. Un lote imposible, por blando el tercero, por manso y huido el sexto.
Tarde de agua y descortesía con el público, no obstante, remediada por el triunfo de la torería encarnada en El Juli.

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