Familiares de los tiroteados en el Camino de Purchil niegan que se dedicaran al tráfico de drogas

Publicado: 19/03/2013
El tribunal advierte a las familias de las víctimas que podría haber consecuencias penales por amenazas o "espectáculos lamentables"
Los familiares de los dos jóvenes que fueron encontrados muertos con disparos a quemarropa en la cabeza, maniatados y con cocaína esparcida sobre sus cuerpos en una ladera del Camino de Purchil, en Granada capital, en abril de 2009, han negado este martes que las víctimas se dedicaran al tráfico de drogas.

   En la segunda sesión del juicio con jurado contra Raúl C.C., de 26 años, el único acusado y detenido por este doble crimen, ya que los presuntos autores, unos narcotraficantes colombianos, no han sido identificados ni localizados, han declarado los policías que hicieron la inspección ocular de la escena, un vecino a la zona, y los parientes y amigos de los fallecidos.

   La madre de M.F.A., que tenía en el momento de su muerte 25 años, ha explicado que el mismo día en que se produjeron los hechos su hijo le dijo que había quedado con el procesado para que "por fin" le pagara el coche que le había comprado meses antes, un Volkswagen Touareg, en concreto los 30.000 euros que habían fijado como precio. Según la testigo, su hijo, al que no volvió a ver desde ese momento, no era amigo de Raúl C.C., como afirmó éste en la primera sesión del juicio, sino que sólo lo conocía de esa operación.

   Además, ha negado rotundamente que M.F.A. se dedicara al tráfico de drogas y ha explicado que se ganaba la vida con una empresa del sector de la construcción que había montado. "Nosotros tenemos los papeles muy limpios, somos gente trabajadora", ha defendido la mujer.

   La viuda de M.F.A. ha comparecido en la misma línea que su suegra, como también lo han hecho la que fuera esposa de la otra víctima, J.F.C., de 24 años, y su hermana, que han indicado que éste se dedicaba a la compra-venta de coches y al culturismo. "Él era una persona muy sana y nunca ha estado con gente colombiana ni ha usado armas", ha indicado la mujer.

   La magistrada-presidenta del tribunal ha aprovechado la comparecencia de los familiares para advertirles de que podrían tener consecuencias penales si repiten el "espectáculo lamentable" de este lunes, ya que protagonizaron momentos de tensión a la llegada a la sede judicial del inculpado. Además les ha indicado de que tiene constancia de que se han producido amenazas contra una persona presente en la Sala y les ha apuntado que podrían ser detenidos y juzgados por este delito.

   Por otra parte, ha declarado otro joven, conocido del acusado, que ha explicado que la tarde del día en el que se produjo el crimen éste se dirigió al barrio del Zaidín y le pidió prestado su coche porque le dijo que "había un muchacho que le debía dinero y que cada vez que veía el suyo salía a correr". Ya bien entrada la noche, a una hora a la que no ha podido precisar, pero entre las 00,00 y las 1,00 horas, ambos quedaron por teléfono en devolverse los vehículos intercambiados. La operación fue "visto y no visto" y Raúl C.C. le dijo, según ha declarado el testigo, que no contara nada acerca del cambio de coche a nadie.

   También un vecino de la zona del Camino de Purchil ha relatado que aquella madrugada escuchó dos disparos "de un revólver" pero no pudo ver de dónde procedían aunque después observó desde su ventana cómo abandonaban el lugar dos vehículos con las luces apagadas a gran velocidad, y que cada uno cogió una dirección distinta del camino. En uno de ellos cree que vio a unas tres o cuatro personas.

   Uno de los policías que realizó la inspección ocular del escenario del crimen ha considerado que lo que allí se produjo fue claramente una "ejecución" porque los disparos estaban "muy juntos" y se realizaron a quemarropa. En el lugar aparecieron cuatro vainas de una pistola 9 milímetros, y bajo el cuerpo de unos de los jóvenes se halló un revólver con un calibre distinto.

   Además, según este y otro agente, probablemente los autores mataron a sus víctimas y tiraron sus cuerpos en una ladera, ya que alrededor de los cadáveres no había rastros de más movimiento salvo el propio del rodado de los cuerpos. Uno de ellos tenía además parcialmente los ojos tapados con cinta americana y la cocaína que tenía sobre los pantalones había sido esparcida "a posteriori".

   El juicio continuará este miércoles con la declaración de más testigos y peritos, y está previsto que concluya el viernes, cuando el jurado podría hacer público su veredicto de culpabilidad o no culpabilidad del procesado, al que apodan como 'El chinche' y que se enfrenta a 20 años de prisión por dos delitos de asesinato en concepto de cómplice.
ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

   Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, los fallecidos, identificados como J.F.C. y M.F.A., se desenvolvían en ambientes de consumo y tráfico de estupefacientes, y en los años 2008 y 2009 habían contactado con traficantes de droga de origen colombiano, a los que en alguna ocasión habían conseguido robarles cocaína.

   Ello originó que los colombianos decidieran acabar con su vida, "con el fin también de enviar un mensaje y evitar que terceras personas" les robaran de nuevo, según señala el fiscal.

   El acusado Raúl C.C. también frecuentaba los mismos ambientes, y conocía a los dos jóvenes. Por ello, y al tener noticia de la intención de los colombianos, se puso en contacto con ellos y a cambio de recibir "una cantidad de cocaína o dinero" decidió facilitarles su "criminal propósito".

   El plan que elaboraron consistía en que Raúl, con la excusa de realizar una operación de compra de droga a unos colombianos que venían de Madrid, conduciría a un lugar solitario a J.F.C. y M.F.A. para que los narcotraficantes acabaran con su vida.

   Así, y de acuerdo con el plan convenido, sobre las 23,30 horas del día 1 de abril de 2009 Raúl condujo y acompañó a ambos por el Camino de Purchil de Granada a un camino de tierra paralelo al río. Al llegar a ese lugar, los narcotraficantes colombianos que no han sido identificados aparecieron y dispararon a quemarropa cuatro disparos en la cabeza de los dos jóvenes, dos a cada uno de ellos, causándoles la muerte. Asimismo, a modo de "mensaje" para las personas que se mueven en esos ambientes, espolvorearon 30 gramos de cocaína sobre el cadáver de uno de ellos.

   La Fiscalía atribuye al único inculpado dos delitos de asesinato en concepto de cómplice por los que, además de 10 años de pena de cárcel por cada uno de los dos delitos --en total 20 años--, solicita el pago de indemnizaciones por valor de 236.000 euros, 100.000 a cada esposa de los fallecidos y el resto a sus padres.

   La defensa por su parte pide la libre absolución de Raúl C.C. de quien niega su participación en los delitos que se le atribuyen.

   El juicio que ha arrancado este lunes en la Sección Primera continuará este martes con la declaración de los testigos propuestos por las acusaciones, y se prevé su finalización para el próximo viernes, cuando el jurado podría hacer público su veredicto de culpabilidad o no culpabilidad.

   Durante toda la primera sesión se han concentrado en las inmediaciones de la sede de la Audiencia, la Real Chancillería, familiares de los dos fallecidos, que no han podido entrar en la sede judicial como público por protagonizar una serie de incidentes a la llegada del acusado, y que han pedido "justicia" para las víctimas.

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