El consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, admitió este miércoles que “estaba convencido de que
no íbamos a tener una quinta ola”, pero
Rafael Martínez, presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva y Salud Pública, considera que
era previsible “por la retirada tan rápida de las medidas” de prevención, el fin de curso y el
aumento de los contactos entre los jóvenes, sector poblacional sin inmunizar, y, por último,
“dejar que todo el peso para evitar la transmisión de la enfermedad recayera en la vacuna”.
Desde que el Gobierno de Pedro Sánchez decretara el
fin de la obligatoriedad del uso de la mascarilla en espacios abiertos el pasado 26 de junio, se han sumado,
solo en Cádiz, 6.648 positivos; en Andalucía, en tres semanas, se han diagnosticado 43.395 casos en tres semanas. Por edad,
el 58% de los infectados las últimas dos semanas en el conjunto de la comunidad autónoma tiene menos de 30 años; en la provincia, el porcentaje es ligeramente mayor, un 62%.
Martínez indica que, además, es muy importante tener en cuenta que
la vacuna “no protege al cien por cien, como la mayoría”, de manera que
“puede crear una falsa sensación de seguridad” muy peligrosa. El suero “
rebaja la probabilidad de que enfermes y de que, en caso de que enfermes, tengas complicaciones, pero
hay quienes acaban en el hospital con la pauta completa”, explica. La única manera de evitar el máximo de garantías la enfermedad, remarca, es “
estar vacunado y observar todas las medidas higiénico-sanitarias de prevención: distancia social, lavado de manos y mascarilla”, apunta.
“Hay que sensibilizar a la población “, insiste, porque
“estamos confiados en que la gente joven no lo pasa tan mal pero empezamos a tener ingresos de afectados con la veintena”, advierte.
“El Covid-19 sigue siendo una lotería” aunque se hayan vaciado las UCI (únicamente se cuentan siete personas en las de la provincia), indica, por su parte, Fernándo Ramírez, vocal de Atención Primaria del Colegio de Médicos de Cádiz y presidente de la plataforma de médicos Basta Ya. “
Puede provocar la muerte, hay Covid persistente e incluso
puede provocar secuelas que no sabemos si serán crónicas, pero son muy graves, como daños neurológicos”, alerta.
Además,
los contagios descontrolados están saturando los centros de salud. “Aunque la mayoría de las consultas siguen siendo telefónica,
se están llenando las salas de espera”, lamenta. La demora para someterse a una PCR se ha disparado: si hasta hace unas semanas un posible contagiado se la hacía el mismo día ahora puede esperar hasta cuatro. “El problema es que
es más difícil convencer a alguien de que se confine” si no hay síntomas o son leves. El rastreo también se complica porque el personal tiene que atender un mayor número de volumen y, por otro lado, l
os afectados ni siquieran son capaces de situar dónde se contagiaron porque se han incrementado los contactos sociales. El plan de vacaciones, finalmente, perjudica la atención. “Se habrán reforzado plantillas de enfermería, pero de médicos, no”, asegura.
Tanto Rafael Martínez como Fernando Ramírez alertan, asimismo, de las
repercusiones para la economía provincial. La explosión vírica en pleno verano hace temer el
cierre perimetral de localidades costeras, como Tarifa, con una tasa de incidencia de 1.264 casos por cada 100.000 habitantes o Conil, con 1.163. Pero también preocupa la evolución de la enfermedad en localidades como Chiclana (455,7), Barbate (412,3) y Cádiz (412,3) o Sanlúcar (299,3) y Rota (235,6), que se hallaban por debajo de los 200 hace solo una semana. La Junta ha descartado por el momento adoptar
medidas drásticas para contener el coronavirus, pero
no las descarta.