El diputado nacional de Vox por la provicia de Cádiz Agustín Rosety protagonizó uno de los momentos más tensos la semana pasada en la Cámara Baja pese a que no estaba prevista su participiación en el debate. Durante su intervención, el parlamentario de Junts Per Cat Josep Pagés denunció la “existencia de franquismo, la extrema derecha, la ultraderecha y la ideología neonazi” en las Fuerzas Armadas y en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, así como en la cúpula de la judicatura. E incluso apuntó al Hemiciclo, concretamente a Rosety, por firmar una declaración de respeto y desagravio al general Francisco Franco con motivo de su exhumación de la basílica del Valle de los Caídos.
El representante gaditano de Vox solicitó hacer uso del turno de palabra por alusiones y declaró visiblemente emocionado que “he servido más de 40 años con las armas a España y jamás, en ningún momento, se ha podido poner en cuestión mi sentido de la lealtad a la nación española, ni mi respeto absoluto por la democracia y los derechos de los ciudadanos”.
Rosety, general de Brigada, cuerpo de Infantería de Marina retirado, caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén y Académico de Número de la Real Academia Hispano Americana que aterrizó en política en febrero de 2019 por petición expresa y personal de Santiago Abascal, nunca ha eludido explicar que la razón que le llevó a suscribir el manifiesto es que considera que la trayectoria militar de Franco es digna de respeto. Y se ha mostrado muy crítico con la Ley de Memoria Histórica, porque está convencido de que pretende imponer una versión determinada de la Guerra Civil vinculada a la izquierda pero ajena a lo que cuentan los libros de Historia.
El diputado nacional de Vox siempre ha defendido su vínculo moral con las Fuerzas Armadas, pero ha remarcado que en la actualidad es tan civil como cualquiera y, por tanto, tiene el derecho de ejercer la política. En este ámbito, pese a protagonizar encendidos debates especialmente en redes sociales, se ha granjeado la amistad y la consideración de los miembros de su partido y del resto de fuerzas políticas.
Educado en la discrepancia, de refinados humor y oratoria, ha asumido su militancia en Vox como una manera más de servir a su país.
Casado con Carmen Cózar Navarro, profesora de Historia de la Universidad de Cádiz (UCA), padre de dos hijos y abuelo de cinco nietos, Rosety valora repetir en la trinchera del Congreso. Cuenta con el apoyo de militantes y afiliados y, además, líder natural y carismático, su papel en Vox sería difícil de sustituir.