Entre las personas que serán liberadas se encuentran algunos acusados de "incitar al desorden público" tras la sublevación castrense
Más de 2.000 presos detenidos en Birmania serán puestos en libertad este miércoles, incluidos un número indeterminado de prisioneros políticos arrestados tras el golpe de Estado militar, informan medios locales.
Un responsable de la prisión Insein, en Rangún, señaló a la edición birmana del canal BBC que entre las personas que serán liberadas se encuentran algunos acusados de "incitar al desorden público" tras la sublevación castrense.
El portal Myanmar Now, indica que al menos 700 reos del total anunciado saldrán de Insein, el penitenciario donde miles de presos de conciencia fueron encarcelados durante la sucesión de regímenes militares que gobernó el país entre 1962 y 2011.
Centenares de personas se agolpan desde primera hora de la mañana a las puertas del penitenciario de la antigua capital a la espera de que se proceda a la liberación, cuya hora se desconoce, recoge el canal Channel News Asia.
En el occidental estado Chin, donde la junta militar se ha topado con una férrea oposición, al menos 41 presos políticos (33 hombres y 8 mujeres) serán puestos en libertad, informa el portal Chin World Media citando familiares de algunos reos.
Las autoridades además retiraron el martes los cargos contra 24 personas famosas y deportistas que habían expresado su rechazo contra el régimen militar, informó anoche el canal de televisión Myawaddy, propiedad del Ejército.
Desde la sublevación del 1 de febrero, las fuerzas de seguridad han detenido a 6.421 personas, de las cuales 5.554 todavía permanecían en prisión, y emitido ordenes de captura contra 1.988, según los datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP).
A raíz de la brutal represión desatada contra la oposición por las fuerzas de seguridad, quienes dispararon a matar contra los manifestantes pacíficos, al menos 883 personas han perdido la vida, apunta AAPP.
Mañana se cumplen cinco meses del golpe de Estado militar que terminó con la incipiente y joven democracia en Birmania, pero el Ejército no ha logrado controlar del todo el país en este tiempo y las protestas continúan en varias regiones.
Algunos de los manifestantes han decidido tomar las armas contra los militares, cansados de los pocos avances de las protestas pacíficas; mientras se han abierto o recrudecido a lo largo del país los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y grupos rebeldes.
El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.
Suu Kyi, junto a otros dirigentes del gobierno derrocado, permanecen detenidos mientras son procesados por múltiples delitos, aunque mantienen su inocencia.