Se trata del campo de Malakassa, un antiguo terreno militar situado a unos 40 kilómetros al norte de Atena
El Gobierno griego ha puesto este domingo en cuarentena durante dos semanas un segundo campo de refugiados tras la aparición de un caso de coronavirus en un residente.
Se trata del campo de Malakassa, un antiguo terreno militar situado a unos 40 kilómetros al norte de Atenas, donde viven más de un millar de personas hacinadas mayoritariamente en carpas.
El ministerio de Migración informó en un comunicado de que el paciente es un afgano de 53 años que vive en una "caseta" del campo con su familia.
El hombre, que padece una enfermedad subyacente, se presentó el sábado ante los responsables del campo con síntomas del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad del COVID-19.
Tras ser reconocido por un equipo médico de la Organización Nacional de Salud Pública (EODY) fue trasladado a un hospital de Atenas, donde se confirmó el contagio.
El ministerio informó de que se ha ordenado el reconocimiento de todos los habitantes del campo, unas 1.500 personas repartidas en varios sectores.
Entre ellas se encuentran 450 que llegaron a Grecia después del 1 de marzo, en plena tensión con Turquía, y a las que se les ha prohibido solicitar asilo, por lo que se encuentran separadas del resto.
Durante las dos semanas que durará la cuarentena queda estrictamente prohibida toda entrada o salida al lugar, una cuarentena que será vigilada por un fuerte dispositivo policial, señaló el citado comunicado.
Al mismo tiempo, el Gobierno ha decidido reforzar la presencia de personal sanitario.
Este jueves, el Gobierno puso ya en cuarentena a las 2.700 personas que viven en el campo de Ritsona, situado a unos 75 kilómetros de Atenas, tras la detección del virus en más de una veintena de personas.
El gran temor de las organizaciones humanitarias es que la pandemia llegue hasta los abarrotados campos de las islas del mar Egeo, como el de Moria, donde se hacinan más de 20.000 personas en pésimas condiciones de salubridad.
En campos como el de Moria, en la isla de Lesbos, hay un grifo para cada 1.300 personas y un baño para cada 200, según ha constatado Médico sin Fronteras.
Si hubiera un brote de COVID-19 entre las 20.000 personas que malviven en Moria, los hospitales locales se saturarían muy fácilmente. En Lesbos apenas hay 6 camas de UCI.
De momento la estrategia del Gobierno griego ha sido aislar a los migrantes, solicitantes de asilo y refugiados en los campos para evitar su contacto con la población local.