Más de 700 menores han sido separados de sus padres en la frontera entre México y Estados Unidos desde octubre, incluyendo un grupo de niños de menos de cuatro años, según el diario The New York Times, que revisó datos oficiales del Gobierno estadounidense.
Las agencias del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), que se encargan de procesar a los inmigrantes que llegan a EE.UU., confirmaron al diario neoyorquino que "aproximadamente 700" menores fueron separados de adultos que aseguran ser sus padres en la frontera con México.
El Times estima que el número es algo mayor a 700 después de haber revisado datos de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados de los Estados Unidos, que forma parte del Departamento de Salud y Servicios Sociales y que se encarga de la custodia de los niños que han sido separados de sus padres.
Hasta ahora, el Gobierno se había negado a proporcionar datos a la prensa y al Congreso sobre esas separaciones en la frontera.
Los legisladores temen que el Gobierno de Donald Trump tome la decisión de implementar una nueva política migratoria para separar a los padres de sus hijos cuando cruzan la frontera, en un intento por disuadir a los inmigrantes que entran en Estados Unidos de manera irregular.
En respuesta a la información del Times, el Departamento de Seguridad aseguró que no separa a los niños en la frontera con intención de intimidar a los inmigrantes.
"Según lo que exige la ley, el DHS debe proteger los mejores intereses de los menores que cruzan nuestras fronteras, y ocasionalmente esto resulta en la separación de niños del adulto con el que viajan si no pueden acreditar que tienen una relación parental, o si creemos que el niño puede estar en peligro", dijo al diario un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional.
En el pasado, el Departamento de Seguridad Nacional ha dicho que estaba considerando la posibilidad de separar de sus familias a los niños que crucen irregularmente la frontera.
En concreto, en marzo de 2017, el entonces secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, ahora jefe de gabinete de la Casa Blanca, dijo que estaba considerando cambiar la política actual, que permite a padres e hijos pasar juntos tres semanas bajo custodia de las autoridades, aunque pasados 21 días los niños tienen que ser liberados.
Propuso que los padres permanecerían bajo custodia de las autoridades en centros de detención para inmigrantes y los niños pasaran directamente al cuidado de los servicios sociales, mientras buscan a un pariente o una familia en Estados Unidos que quiera acogerlos.
En los últimos meses, varios medios de comunicación, como el diario The Washington Post, afirmaron que el Ejecutivo había recuperado la idea de separar a los menores de sus padres en la frontera.
La Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU, por sus siglas en inglés), uno de los principales grupos de EE.UU. en la defensa de los derechos civiles, asegura que el Departamento de Seguridad Nacional ya ha comenzado a implementar esa política de manera sistemática y, por ello, el pasado mes interpuso una demanda en su contra.
En varias ocasiones, el portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Tyler Houlton, ha negado que su Gobierno haya empezado a implementar esa política, aunque ha avisado de que el Ejecutivo usa "todas las herramientas legales en su poder para asegurar la frontera".