El autor de un atropello que el sábado mató a una niña de 12 años e hirió a otras 13 personas, algunas de extrema gravedad, da muestras de delirio, según dijeron los investigadores, que han descartado "totalmente" la hipótesis terrorista.
Los primeros interrogatorios a este hombre de 32 años han puesto en evidencia "un verdadero delirio de persecución", destacó en conferencia de prensa el fiscal adjunto de Meaux, Éric de Valroger, que indicó que los análisis efectuados han dado positivo por consumo de estupefacientes.
De Valroger explicó que esos interrogatorios están siendo "muy complicados", ya que sus declaraciones son "incoherentes", pues afirmó haber consumido una gran cantidad de medicamentos, primero dijo que para suicidarse, y luego para dormir-, al tiempo que se muestra "muy confuso sobre el móvil".
En cualquier caso, hizo hincapié en que "se ha descartado totalmente" una motivación terrorista.
En la tarde del sábado el detenido empotró su coche contra una pizzería de la localidad de Sept-Sorts, a unos 40 kilómetros de París, en la que había una treintena de personas y, aunque intentó dar marcha atrás para escapar, los clientes del establecimiento se lo impidieron y fue rápidamente detenido.
Además de la niña fallecida, cinco personas resultaron heridas de gravedad, entre ellos un hermano de ésta de 3 años, que hubo de ser evacuado anoche en helicóptero a un hospital de París.
El fiscal precisó esta tarde que la vida de ese niño ya no corre peligro, pero se sigue temiendo por la de una mujer de 44 años.
El autor del atropello, vecino de La Ferté sous Jouarre, localidad vecina de Sept-Sorts, será presentado mañana ante el juez en el marco de la investigación abierta por los cargos de "homicidio agravado" (por ser la víctima mortal menor de 15 años), "tentativa de homicidio agravado" (entre los heridos también hay más menores), "conducción bajo los efectos de estupefacientes" y "estragos".
No se ha retenido la calificación de asesinato al excluirse la premeditación.
Según el testimonio del propio detenido -que trabajaba como vigilante, aunque llevaba meses en baja laboral-, eligió abalanzarse contra esa pizzería porque era de fácil acceso y no había ninguna protección.
Aseguró no tener ningún contencioso con el propietario del establecimiento y desconocer la clientela que había en ese momento.
El registro de su casa sirvió para confirmar, como él mismo lo había indicado, que es un gran consumidor de medicamentos. A ese respecto, también señaló que desde niño tomaba drogas.
El representante del Ministerio Público no quiso confirmar la identidad que ha circulado en varios medios de comunicación (David Patterson). Sí que señaló que sus únicos antecedentes eran por conducción bajo los efectos del alcohol en 2010.