Las bajas temperaturas y la nieve están complicando la situación de los miles de afectados en las montañas de Pakistán por el terremoto, con epicentro en Afganistán, que se registró el lunes y que causó casi 400 muertos entre los dos países.
La situación de las víctimas es crítica en la provincia más afectada por el seísmo, la montañosa Khyber Pakhtunkhwa, donde se produjeron 225 de las 275 muertes en el país, y cuenta además con el 83,7% de los heridos, 1.802, y 15.692 casas destruidas o dañadas.
"En comparación con otros años, el invierno ha empezado antes de tiempo en las áreas de Khyber Pakhtunkhwa golpeadas por el seísmo, lo que indica que será duro", explicó hoy a Efe el director del departamento meteorológico de la provincia, Mushtaq Ahmad Khan.
Según Khan, en los últimos años no había se había registrado en la provincia "tanta nieve y lluvia en el mes de octubre como la vista tan solo dos días antes de que se produjera el terremoto".
En el distrito más afectado, Shangla (con 50 muertos, 250 muertos y 3.311 casas destruidas o dañadas), las temperaturas mínimas han alcanzado ya un grado centígrado bajo cero y las máximas 15 grados.
En el otro distrito más golpeado por el movimiento telúrico, Chitral (con 32 muertos, 200 heridos y 1.486 casas destruidas o dañadas), las temperaturas mínimas son de 9 grados centígrados y "se esperan lluvias en los próximos dos o tres días".
La Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA) de Pakistán detalló en un comunicado que para hacer frente a las necesidades de las víctimas por la falta de refugio y el frío han distribuido 8.750 tiendas de campaña, 15.500 mantas, 3.500 esterillas de plástico y 14.000 lonas, además de 24 toneladas de comida y agua.
El seísmo del lunes de 7,5 grados con epicentro en Badakhshan, en el noreste afgano, causó al menos 115 fallecidos y 556 heridos en Afganistán, y ha tenido desde entonces 14 réplicas de entre 4,8 y 4,1 grados en la escala Richter.