El Congreso de Estados Unidos y la Casa Blanca alcanzaron a última hora del lunes un acuerdo para aumentar el techo de deuda y fijar un presupuesto para los dos próximos años, lo que podría poner fin temporalmente a largos años de batallas presupuestarias en la política estadounidense.
Minutos antes de las 24.00 hora local (04.00 GMT del martes), los republicanos de la Cámara de Representantes colgaron en el sitio web del Congreso un documento de 144 páginas que contiene el texto alcanzado en consenso con los demócratas y la Casa Blanca.
El acuerdo contempla un ligero incremento del gasto doméstico y militar, a la vez que recortes a largo plazo en programas sociales como el sanitario Medicare para los ancianos, las prestaciones por discapacidad y la seguridad social.
Entre lo más destacado del acuerdo, que todavía debe ser votado por el pleno de la Cámara de Representantes, está el aumento del techo de deuda hasta marzo de 2017, lo que descartaría la posibilidad de una suspensión de pagos la próxima semana, cuando venza el actual límite el 3 de noviembre.
Si el acuerdo por dos años alcanzado entre altos funcionarios de la Casa Blanca y los líderes del Congreso es ratificado por el pleno de la Cámara, supondría un importante cambio de dinámica en la política estadounidense de los últimos años, que se ha visto dominada por constantes batallas presupuestarias.
Los republicanos se reunirán mañana a puerta cerrada para debatir sobre el acuerdo, que ya ha generado algunas críticas entre los legisladores más conservadores apenas minutos después de ser publicado, y la votación podría tener lugar a partir del miércoles.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, uno de los principales artífices de la negociación, abandonará su cargo el viernes de esta semana si todo va como lo previsto, una fecha límite antes de la cual pretendía dejar zanjado el asunto presupuestario.
Sin embargo, tras la renuncia del "número dos" de la Cámara Baja, Kevin McCarthy, a ocupar el puesto de Boehner, las conversaciones sobre el presupuesto se complicaron y se planteó la posibilidad de que éstas fuesen heredadas por el que se espera será el siguiente presidente, Paul Ryan.
Sin embargo, un acuerdo para aumentar el techo de la deuda y resolver los problemas de inversión pública antes de la salida de Boehner otorgaría a Ryan un camino limpio para comenzar su liderazgo legislativo sin dos de los mayores obstáculos que planean la gestión en el Capitolio.