El operador de la accidentada planta nuclear de Fukushima comenzó hoy a explorar con un robot el interior del reactor 1 de la central, un paso importante para lograr la futura retirada del combustible fundido de su interior.
Los técnicos introdujeron el aparato a través de una tubería y empezaron a operarlo por control remoto para que acceda a la parte superior de la vasija de contención.
Si la operación tiene éxito, los técnicos de Tokyo Electric Power (TEPCO) podrían lograr, por primera vez desde el accidente de 2011, observar el interior de esta vasija y el estado en el que se encuentra el óxido de uranio fundido en su interior, algo imposible hasta ahora debido a los altos índices de radiación.
TEPCO considera que la pérdida de refrigeración provocada por el terremoto y tsunami de hace cuatro años hizo que el combustible de los reactores 1, 2 y 3 se fundiera, perforando las vasijas de presión de las unidades acumulándose en el fondo de la vasija de contención -que actúa como coraza exterior- de las mismas.
Hasta ahora solo se han podido obtener imágenes del interior del reactor generadas mediante una tecnología que detecta la presencia de unas partículas llamadas muones.
Estas impresiones -similares a una radiografía- muestran que la mayor parte del óxido de uranio de la unidad 1 se fundió tras el accidente.
En la incursión de hoy, TEPCO espera obtener datos sobre los niveles de radiación e imágenes de la parte superior de la vasija.
El robot, de forma tubular y articulado para sortear obstáculos, está equipado con cámaras, un termómetro y un dosímetro que calcula los niveles de exposición radiactiva.
Este dispositivo desarrollado por Hitachi-General Electric Nuclear Energy y el Centro Internacional nipón de Desmantelamiento Nuclear (IRID) puede funcionar durante unas 10 horas en entornos donde la radiación daña al resto de dispositivos electrónicos.
Se espera que en el futuro esté lista una versión del robot resistente al agua que pueda explorar la parte inferior de la vasija de contención, donde se acumula el agua filtrada de los sistemas de refrigeración y también el combustible fundido.
La retirada del combustible es la operación más compleja y delicada del largo proceso (durará unas cuatro décadas) para desmantelar la central.
De hecho, TEPCO y el Gobierno nipón ultiman una hoja de ruta para esta operación, que incluye tres métodos posibles para extraer el uranio y el plutonio de forma segura.
El primero pretende inundar las vasijas de contención, previa reparación de las perforaciones, y retirar el material desde la parte superior de las unidades.
Las otras dos abogan por no llenar de agua las unidades y retirar el combustible desde arriba o desde una perforación realizada en el lateral de la vasija.