Ucrania debe decidir su modelo de Estado antes de las elecciones presidenciales del 25 de mayo, después de que las regiones insurgentes de Donetsk y Lugansk apoyaran la independencia en sendos referendos, aseguró hoy la Cancillería rusa.
Rusia confía en que Estados Unidos y la Unión Europea ejerzan su influencia sobre Kiev para que acepte debatir ese asunto y el de los derechos de las regiones "en breve y, en cualquier caso, antes de las elecciones", según informan las agencias locales.
La Cancillería recuerda que esta exigencia está en línea con los Acuerdos de Ginebra del pasado 17 de abril y con la hoja de ruta presentada por el jefe de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Didier Burkhalter.
A su vez, destaca que los referendos separatistas del domingo en ambas regiones insurgentes prorrusas "deben interpretarse como una clara señal a Kiev sobre la profunda crisis (...) del Estado ucraniano".
El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Karasin, advirtió hoy que "la falta de voluntad de las autoridades de Kiev" de abrir un diálogo con las regiones, principalmente del sur y este del país, es un importante obstáculo para reducir la tensión en el país.
El presidente ruso, Vladímir Putin, se pronunció anoche a favor del "diálogo directo" entre las autoridades ucranianas y las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk en una conversación telefónica con Burkhalter.
Los líderes prorrusos de Donetsk y Lugansk proclamaron ayer la independencia de Ucrania de estas regiones limítrofes con Rusia después de que el domingo la mayoría de su población apoyara esta opción en sendas consultas condenadas por Kiev y Occidente.
En Donetsk, uno de los líderes prorrusos de esta región del sureste ucraniano, Denis Pushilin, incluso pidió a Moscú que considere la integración del nuevo Estado independiente en el seno de la Federación Rusa, al igual que ocurriera con Crimea.
Rusia ha abogado desde el estallido de la crisis a principios de abril por la reforma de la Constitución con el fin de convertir a Ucrania en una federación en la que se reconozca el ruso como segundo idioma oficial.
En cambio, Kiev considera que la federalización desembocaría en la desintegración del país, aunque está dispuesto a incrementar notablemente las competencias de las regiones y a reconocer el estatus oficial del ruso, aunque sólo a nivel regional.