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Condenan a 34 años al etarra Guridi por el asesinato de Cariñanos

La Audiencia Nacional ha condenado a 34 años de prisión al ex jefe militar de ETA Juan Antonio Olarra Guridi por ordenar el asesinato del coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos en Sevilla, el 16 de octubre de 2000.

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La Audiencia Nacional ha condenado a 34 años de prisión al ex jefe militar de ETA Juan Antonio Olarra Guridi por ordenar el asesinato del coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos en Sevilla, el 16 de octubre de 2000.

Según el fallo de la sección tercera de la sala de lo penal de este tribunal, que establece que el límite máximo de cumplimiento de las penas no excederá de treinta años, le ordena también indemnizar a la familia del fallecido con 901.518 euros conjuntamente con los autores materiales del crimen, Jon Igor Solana y Harriet Iragi, Herminio, ya condenados a 53 años de prisión por estos hechos.

El tribunal, que le condena por los delitos de asesinato, terrorista, tenencia de armas de fuego y falsificación de documentos oficiales y le prohíbe acercarse a Sevilla durante cinco años, considera probado que Olarra Guridi –detenido en Francia en 2002–propuso en 1999 a los dos anteriores integrarse en un talde para operar en Andalucía, tras lo cual “recibieron un cursillo sobre armamento, manejo de explosivos y robo de vehículos”.

Posteriormente, a primeros de julio de 1999, Solana e Iragi entraron en España para “realizar una campaña durante el curso de ese año” recorriendo ciudades andaluzas para recabar información sobre posibles objetivos de la banda terrorista.

Al perder el contacto con ETA, en marzo de 2000 el comando regresó a Francia, donde se reunieron con Olarra Guridi, quien les propuso regresar a España para atentar contra personas de las que ya habían reunido datos, de forma que, entre otros, “se concreta” el asesinato del médico, facilitándoles para ello su fotografía y el lugar de su consulta y su horario laboral.

El 16 de octubre de 2000, prosigue la sentencia, tras comprobar mediante llamada telefónica que el doctor se encontraba en su consulta de Sevilla, los dos etarras se dirigieron hasta allí y, mientras Iragi vigilaba en la puerta, Solana entró en el despacho y desde una distancia de un metro le descerrajó varios disparos que le produjeron la muerte.

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