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Los marbelleros acompañaron al Patrón a Nagüeles

La Romería de San Bernabé volvió a ser el pistoletazo de las fiestas patronales, en esta ocasión, con una semana de antelación, por no coincidir con la festividad del Corpus, sin embargo, esta circunstancia no incidió negativamente en la acogida que tuvo la celebración entre la población local.

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La Romería de San Bernabé volvió a ser el pistoletazo de las fiestas patronales, en esta ocasión, con una semana de antelación, por no coincidir con la festividad del Corpus, sin embargo, esta circunstancia no incidió negativamente en la acogida que tuvo la celebración entre la población local. De nuevo, los romeros volvieron a volcarse en las tareas organizativas. Todo empezó con una degustación de churros con chocolate a las puertas de la Casa Hermandad, en el barrio de Miraflores, a la que acudieron pese a lo intempestivo de la hora, las ocho de la mañana del domingo, cientos de personas, que luego acompañarían al estandarte en su camino hacia Nagüeles. Allí lo llevó, como marca la tradición, un carro tirado por bueyes. Una vez en el pinar, tuvo lugar la tradicional misa, oficiada por el sacerdote Oscar Gómez, nuevo en la plaza. De hecho protagonizó una de las novedades anecdóticas, pues dada su condición de vizcaíno entonó una canción dedicada a la virgen en euskera, hecho insólito y sorprendente, bien acogido por la concurrencia. La Delegación de Fiestas dispuso dos barras, una en el interior del recinto de Nagüeles, para público en general, y otra en el exterior, para los caballistas, que tienen restringida su entrada al espacio vallado. Además, el Consistorio obsequió a los asistentes con una paella gigante. El Dúo Arenal y las academias de baile amenizaron la jornada.

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