El sacerdote de la Compañía de Jesús y Fundador de la Asociación de Misioneras de las Doctrinas Rurales, Tiburcio Arnaiz, ha sido beatificado este sábado en un acto multitudinario en la Catedral de Málaga, donde se ha homenajeado su figura y su labor educativa y cultural con las personas más necesitadas de la provincia.
El acto, que ha comenzado a las 11.00 horas, ha sido presidido por el cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Sagrada Congregación de las Causas de los Santos y concelebrada por numerosos sacerdotes, entre ellos el postulador general de la Compañía de Jesús, Pascual Cebollada, el provincial Antonio España y el vicepostulador de esta causa, el padre Vicente Luque.
Para la ocasión se han acreditado 11.000 personas entre obispos de diócesis como Segorbe-Castellón, Córdoba, Asidonia-Jerez, Cuenca, Cádiz y Ceuta, Almería, Madrid, Valladolid, Sevilla y Jaén y autoridades locales, además de centenares de devotos que han seguido la misa dentro de la Catedral y en las zonas habilitadas alrededor de la misma a pesar de la lluvia. Para ello se ha contado con 13 pantallas.
El Rito de Beatificación ha comenzado tras los Ritos de Introducción. En él el obispo diocesano ha pedido al representante del papa Francisco la inscripción del Siervo de Dios en el número de los santos.
La postuladora de la Causa, la doctora Silvia Correale, ha leído unos breves apuntes biográficos del Siervo de Dios y el Cardenal Becciu, por mandato del Sumo Pontífice, para dar paso al texto de la Carta Apostólica en la que Su Santidad inscribe en el Libro de
los Beatos al Venerable Siervo de Dios Padre Tiburcio Arnaiz Muñoz.
Entonces se ha entonado el canto de aclamación y se ha descubierto el tapiz con la imagen del nuevo beato (obra del pintor Raúl
Berzosa), al tiempo que han repicado las campanas de todas las iglesias de Málaga.
A continuación se han procesionado las reliquias del nuevo Beato hasta colocarlas cerca del Altar, donde el presidente las ha venerado, incesándolas. El obispo ha dado las gracias al Santo Padre y tanto él como los postuladores de la Causa han intercambiado un abrazo con el cardenal Becciu, que les ha hecho entrega de una copia de la Carta Apostólica.
El Rito de Beatificación ha concluído con el canto del 'Gloria', y han vuelto a repicar las campanas de todas las iglesias de Málaga. A partir de ese momento, se ha continuado con la celebración de la Eucaristía. Ésta ha concluído con el canto del 'Himno al beato Padre Arnaiz', compuesto por Juan Manuel Montiel y entonado por el Coro Pro Beatificación.
El acto ha contado con la música y coros de la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga, la Escolanía de San Estanislao de Kostka, la Escolanía Pueri Cantorum de Jesús Nazareno de Almogía, el organista primero de la Catedral, Alberto Martínez, y los solistas Carlos Messa, Francisco Hijano, Diego Vicaría y Lourdes Benítez, además de composiciones del maestro Marco Frisina.
En las calles los devotos han seguido la beatificación a pesar de la lluvia y han podido comulgar y confesarse gracias a puntos especiales instalados en los alrededores de la Catedral. Los actos de celebración continúan este domingo 21, a las 11.30 horas, con una misa de acción de gracias en la Catedral.
TIBURCIO ARNAIZ
Nace en Valladolid el 11 de agosto de 1865. Recibe la ordenación sacerdotal el 25 de abril de 1890. Fue párroco, primero de Villanueva de Duero, en Valladolid y posteriormente de Poyales del Hoyo, en Ávila.
Entra en la Compañía al morir su madre, en el Noviciado de Granada, el 30 de marzo de 1902, después de dejar a su única hermana como religiosa en las Dominicas de Valladolid. Fue destinado a Málaga al terminar la Cuaresma del año 1912 y permaneció aquí hasta su muerte, el 18 de julio de 1926, salvo el curso 1916-1917, que lo pasó en Cádiz.
Entre 1912 y 1916 comienza sus Doctrinas en los corralones malagueños, ayudándose de un grupo de señoritas que colaboran en sus catequesis y misiones.
Al volver a Málaga inicia lo que había de ser característico de su apostolado: las Doctrinas Rurales. La primera fue la de la Sierra de Gibralgalia. Sus catequistas pasan meses en aldeas o cortijadas, donde no había llegado la cultura, enseñando las nociones más elementales, leer y escribir, y la doctrina cristiana, preparando a los niños a la Primera Comunión, etc.
El P. Arnaiz se desplaza continuamente, de un lado a otro, para sostener estas "Doctrinas" y alentar a sus colaboradoras. Lo que en un principio fue criticado, posteriormente es reconocido como un método eficaz de apostolado rural. El Sr. Obispo de entonces, el ya san Manuel González, lo aprueba y bendice.
MILAGRO
Durante la beatificación se ha recordado el milagro obrado por intersención de Arnaiz. En 1994 el malaqueño Manuel Antonio Lucena sufrió un infarto de miocardio que le mantuvo diez minutos sin oxígeno. Debido a esto el equipo médico del entonces Hospital Carlos Haya esperaba que se produjeran daños físicas o psíquicas.
Sin embargo, Lucena abandonó la UCI sin ninguna secuela después de que su hermana le pidiese a la familia que encomendasen su recuperación al padre Arnaiz. El equipo médico no pudo encontrar una explicación científica y el papa Franciso ratificó el milagro a finales de 2017, paso previo para la beatificación del jesuita.