Muhamed pasa las horas “aparcando” coches en la calle a cambio de unas monedas. Es de Argelia, tiene apenas 30 años y lleva seis meses viviendo al raso en una playa de Málaga. Llegó, como muchos otros, en busca de una vida mejor, dejando atrás a su familia y su antigua profesión, panadero. Al fondo, mientras ayuda a maniobrar a un conductor, un grupo de personas se calienta en las viejas vías del ferrocaril del puerto bajo los primeros rayos de sol de una mañana en la que empieza a apretar el frío.
El trasiego a las puertas del Centro de Día de Atención a Personas sin Hogar en la calle Donoso Cortés es constante. Una estampa habitual para los vecinos. Pero quizás no para el conjunto de la ciudad. Sigue siendo, lamentan los colectivos que les atienden, un drama invisible, estigmatizado y rodeado de prejuicios. Se calcula que más de 40.000 personas viven en la calle en nuestro país. En Málaga hay un total de 355 personas sin hogar contabilizadas: 106 pernoctan en la calle -un 20 por ciento menos que en 2014- y 257 son acogidas en centros.
Más recursos
El Parlamento Europeo se marcó en 2008 el objetivo de que este año nadie durmiera en las calles. Un reto que se antoja difícil, pero no imposible. Es el lema de la última campaña lanzada por Cáritas que hace suya la docena de colectivos que forman la Agrupación de Desarrollo para Personas Sin Hogar de Málaga que reivindican políticas sociales comprometidas que se articulen a nivel autonómico y local.
Precisamente el edil de Derechos Sociales, Julio Andrade, ha avanzado que el Ayuntamiento de Málaga destinará 200.000 euros más a la partida para personas sin hogar que asciende a 3,2 millones de euros. El objetivo es aumentar en 50 el número de plazas de la red de atención atendiendo a un nuevo perfil: familias que han perdido su hogar y menores tutelados que quedan desemparados al cumplir la mayoría.
Pioneros
Un horizonte de futuro que también pasa por el apoyo a RAIS Fundación que lleva en Madrid, Barcelona y Málaga capital un proyecto pionero. ¿Por qué no romper el círculo vicioso de los sin techo y poner en primer lugar la vivienda? El programa Hábitat practica el Housing First, entendiendo el alojamiento como un derecho fundamental y punto de partida para dar la vuelta a la situación. Un modelo que lleva en marcha desde 1990 en Estados Unidos.
Jóvenes extutelados, personas en situación de consumo activo, personas que por la crisis se han quedado en la calle, mujeres con enfermedad mental, jóvenes sin estudios, temporeros, personas que reciben el alta hospitalaria y se encuentran en situación de dependencia. Son muchas las caras del sinhogarismo en Málaga. Desde Cáritas, además, alertan del aumento de personas en situación de exclusión social con edades comprendidas entre los 18-25 años, la mayor parte de ellos, extranjeros.
Una realidad de la que también se pueden extraer datos positivos, según el balance realizado por la Agrupación de Desarrollo malagueña. Y es que se puede romper con la calle. El pasado año en Málaga 914 personas iniciaron procesos formativos y de incorporación e inclusión sociolaboral. Recuperaron lazos afectivos y familiares y accediendo a puestos de trabajo. Como Manuel, que gracias al programa de RAIS que usa la bicicleta como elemento de inclusión social ha cambiado su vida. Un mensaje que aún debe calar entre administraciones y vecinos. Siempre hay una salida. Siempre hay luz al final del túnel .