Triste, pero cierto. A día de hoy, aún hay gente que pone trabas para que personas ciegas entren acompañadas de sus perros guías en locales y transportes. Carlos Francisco Fernández ha vivido algún que otro momento de esto tipo. Carlos es médico de profesión, pero, tras más de 20 años ejerciendo, tuvo que renunciar cuando la
enfermedad degenerativa que sufre le arrebató la vista. En ese momento, su vida cambió para siempre: “No es la oscuridad absoluta, pero realmente no ves,
no ves formas no ves nada”.
Sus ojos ya no podían guiarle, pero eso no iba a impedirle continuar su vida. Desde hace casi tres años, Iled, su perro guía, les acompaña a todas partes. Este es su
segundo perro, el primero falleció y lo recuerda como un momento “muy malo,
la pérdida es tremenda”.
También hay cosas buenas, como el día en que conoció a Iled: “Es muy emocionante, porque
vas a estar con él las 24 horas”. Ahora, es su fiel compañero de viaje. Ambos son inseparables. Tenerlo a su lado le da la
independencia que un bastón no da. “El perro sustituye a un asistente humano en la movilidad”, explica Carlos. Su perro guía son sus ojos, “te evita los obstáculos,
evita que tropieces, te señala las puertas y los cruces, y, cuando le has enseñado un recorrido, es capaz de llevarte al banco, farmacia, supermercado o al teatro a sacar una entrada”.
Su perro guía es un apoyo emocional imprescindible y también su herramienta para poder moverse “seguro” por cualquier espacio. Más claro no lo puede decir: “Es la
diferencia entre poder salir y moverte de forma similar a una persona que ve o quedarte en tu casa y solo poder moverte acompañado de otra persona, con esa dependencia, o moverte lo mínimo e imprescindible con tu bastón”. Sin embargo, hay personas que parecen no entenderlo. Ocurre en “muy pocas” ocasiones, pero a Carlos le han llegado a “interrumpir la entrada a un sitio, porque la persona de la puerta o el vigilante
desconoce el tema”, describe. También le han pedido más de una vez que
identifique a Iled como perro guía y lo ha hecho, lleva “siempre” su documentación encima.
Lo que más lamenta es cuando se producen casos de discriminación, en los que ha tenido que llamar o amagar con
llamar a la policía: “Supermercados donde ha habido problemas serios al intentar entrar con el perro. Es
violento e incómodo y te dan ganas de irte”. Es completamente legal que una persona ciega entre con su perro guía a supermercados, trasportes, bares, cines, teatro, hasta en hospitales, “no a los quirófanos”, bromea Carlos.
Carlos e Iled han viajado juntos en autobús, metro, tren, barco y avión, el billete del animal es gratuito y puede
acompañar y estar con su dueño en cabina.
En
Málaga hay 28 perros guías, son los ojos de 28 personas. Con motivo del Día Internacional del Perro Guía (27 de abril), desde la ONCE reclaman a la sociedad su derecho de acceso al transporte público junto a las personas ciegas en igualdad de condiciones, bajo el lema ‘
En el transporte, también somos uno’. El objetivo es que “poco a poco la información llegue a todos los sitios y se vaya aceptando, porque los perros están educados para que tengan un
comportamiento perfecto en todas las situaciones”, sentencia Carlos.