Reem e Hiba llevan desde
finales de febrero sin asistir a clase, no porque no quieran, sino porque
su colegio no les permite usar el hiyab. La
Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes ha denunciado públicamente que el
colegio La Goleta, que pertenece a la orden religiosa de las Hijas de la Caridad,
aísla a estas dos hermanas de origen egipcio.
"Aisladas" en una biblioteca
Reem, que cursa 6º de Primaria, e Hiba, que va a 3º de Primaria, están
matriculadas en este centro educativo de la capital desde
hace más de un año. Sin embargo, los problemas comenzaron el pasado 10 de enero y se arrastran hasta hoy. Según detallan desde este colectivo, este día, “com
o medida provisional impuesta por el equipo directivo del centro, la
hija mayor comenzó a vestir con gorro y bufanda”.
Una semana más tarde, en una reunión del centro educativo con la familia, los
padres trasladaron que sus hijas llevaban el velo por voluntad propia. “Asimismo, a fin de hacerlas cambiar de opinión, el centro les ofreció la
ayuda de un profesor, también psicólogo. Una propuesta que
la familia rechazó rotundamente”, han detallado.
El punto de inflexión llegó el lunes
21 de febrero, cuando la mayor de estas hermanas
“cansada de pasar calor y porque no quería ponerse otra cosa”, explica a Viva Málaga
Ahmed Khalifa, presidente de la asociación,
se puso el pañuelo, haciendo uso de su
libertad religiosa (artículo 16 de la Constitución) y del
derecho a la propia imagen (artículo 18 de la Carta Magna).
La respuesta del equipo directivo del centro, según ha informado la entidad malagueña, ya que
desde el centro aseguraron a este periódico que hablarán con los periodistas este martes, fue enviar a la niña a la
biblioteca, “donde estuvo
aislada toda la jornada lectiva, apartada de sus compañeros y sin avanzar en sus estudios, ya que no le mandaron tareas, siendo el único objetivo conocer las consecuencias de usar el hiyab en el centro”, explican.
Por si esto no fuera suficiente, “la jornada se saldó con la
orden de que la alumna saliera por la puerta secundaria para que ningún familiar del centro la viera con el hiyab dentro de las instalaciones”.
Al día siguiente, según Khalifa, que firma el comunicado, “desde dirección les ofrecieron un
ultimátum: si la alumna decidía seguir llevando hiyab, tendría la obligación de permanecer en la biblioteca durante todo el curso académico o, en su caso, debería buscar otro centro educativo. A partir de ese día, e
l centro educativo obligó a la niña a permanecer en la sala de espera durante todo el horario lectivo, sin poder entrar a clase”.
El responsable del colectivo ha asegurado a este periódico que
“la madre está desesperada” y que Reem “está en mal estado psicológico porque está perdiendo clases”.
“El pañuelo, la religión y mis estudios son para mí lo más importante y no puedo hacer una cosa sin la otra”, ha declarado la alumna. Sin embargo, el colegio se ha mostrado “tajante” con la Asociación Marroquí, ya que aseguran que “el régimen de funcionamiento y organización establece que no es posible hacerlo”. Para la víctima, lo que más le ha dolido es “la gestión por parte del equipo directivo. Actos impulsivos, discriminatorios y contrarios a los valores que el colegio pretende transmitir”.
Por todo ello, y tras enviar
escritos a la Delegación de Educación, a la Consejería de Educación, la Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias y la Delegación del Gobierno en Málaga,
sin haber obtenido respuesta, piden la
“intervención inmediata” de la Junta de Andalucía “que es la máxima responsable de esta situación, permitiendo la reincorporación normalizada de las dos alumnas en el centro y la realización de exámenes”.