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La Pasión

Conclusiones del II Congreso: las hermandades como fermento de fe y caridad

Encuentro, reflexión, contemplación y misión guían el camino hacia una Iglesia en salida

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  • El Arzobispo de Sevilla explicando las conclusiones -

El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, clausuró el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular con la presentación de sus conclusiones, que giraron en torno al lema “Una audaz renovación de la mirada”. Este documento recoge las principales reflexiones de las sesiones celebradas desde el miércoles en la Catedral de Sevilla, estructuradas en cuatro “líneas de fuerza” —encuentro, reflexión, contemplación y misión— y siete conclusiones prácticas.

Monseñor Saiz Meneses agradeció a los congresistas su participación y compromiso, destacando que el congreso ha sido “un espacio de diálogo fructífero y crecimiento mutuo”. Subrayó que las ponencias y debates han llamado a una “audaz renovación de la mirada” como camino para que las hermandades sean fermento en el mundo contemporáneo, testimoniando una fe viva, celebrada y compartida.

Cuatro líneas de fuerza

El encuentro fue señalado como el primer eje del congreso. El arzobispo destacó que las hermandades deben ser espacios de fraternidad y comunión, recordando que “la pertenencia a una hermandad está íntimamente ligada a la familia como primer ámbito de transmisión de la fe”.

La reflexión, segundo eje, se centró en los pilares de las hermandades —liturgia, formación y caridad— desde perspectivas antropológicas, históricas, teológicas y eclesiológicas. Monseñor Saiz subrayó la importancia de reafirmar la identidad de las hermandades como comunidades de evangelización y comunión.

La contemplación, tercer eje, fue presentada como una respuesta urgente ante la aceleración de la sociedad actual. El arzobispo resaltó la importancia de las imágenes sagradas, no solo como objetos de veneración, sino como canales para un encuentro transformador con Dios: “Las imágenes son lugares donde somos alcanzados por la mirada viva de Dios”.

El compromiso misionero, cuarto y último eje, puso de relieve el papel de las hermandades en la acción caritativa y social. Se destacó que la piedad popular debe traducirse en obras concretas de amor y servicio, no como acciones aisladas, sino como una dimensión intrínseca de su espiritualidad.

Siete conclusiones prácticas

El arzobispo presentó siete conclusiones prácticas que marcan el camino a seguir:

  1. Renovación de la mirada hacia Dios a través del encuentro y la contemplación.
  2. Las hermandades como casas y escuelas de comunión, enraizadas en Cristo y testigos del amor de Dios.
  3. Liturgia como fuente de santificación, facilitando el crecimiento en la fe y la comunión.
  4. Ser fermento en el mundo, dando testimonio valiente del Evangelio en la sociedad contemporánea.
  5. Imaginación de la caridad, con respuestas concretas a las necesidades de los más vulnerables, promoviendo la dignidad y la fraternidad.
  6. Prioridad de la formación cristiana, reforzando el papel educativo de las hermandades.
  7. Creación de un observatorio permanente sobre la piedad popular, para analizar desafíos y proponer estrategias pastorales.

Monseñor Saiz Meneses concluyó invitando a las hermandades a ser “escuelas de santidad” y “constructores de comunión” en un mundo marcado por el individualismo. Reafirmó que las hermandades no solo conservan una rica tradición, sino que tienen un papel crucial en una Iglesia que mira al futuro, conectando fe y vida y actuando como puentes entre la espiritualidad y el compromiso social.

La procesión de clausura, con la participación de devociones icónicas como Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, marcará el cierre de un congreso que ha reafirmado el papel evangelizador y transformador de las hermandades en la Iglesia y en la sociedad.

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