En esta entrevista, Manuela habla abiertamente desde su infancia, y hasta la fecha con esa sapiencia adquirida en las raíces profundas de la universidad de la vida.
—¿Algecireña de nacimiento?
—Nací en la plaza del Coral. Mi padre tenía tres barcos en la Bahía. Me fui muy pequeñita de allí y me crié en el Hotel Garrido. Somos cinco hembras. De pequeña fui al colegio de doña Pura, al de don Isidoro, donde hice la comunión, y me saqué mi graduado escolar. Después quise estudiar peluquería, pero mi madre no me dejó nunca porque había mucha miseria y piojos. Y como me ha gustado tanto la peluquería, me saqué en el 2002 el título de peluquera profesional.
—¿Cómo fue su infancia?
—Cuando tenía seis años me quedé sin mi padre. Pero mi madre fue muy valiente, y tiró para adelante alquilando los barcos para la pesca, pero se lo cogieron con contrabando y tuvo que luchar para recuperarlos porque ella no tenía nada que ver. Después, mi madre malvendió los barcos porque en aquellos años se veía feo que una mujer fuera empresaria y se fue a Gibraltar a trabajar.
—¿Dura vida la de su madre?
—Mi madre fue una madre coraje se quedó viuda con 38 años. Nunca le vimos más hombres y vivió para nosotras. Después, su vejez fue muy bonita en el sentido de que la hemos mimado y ha hecho muchos viajes.
—Manuela se emociona al hablar de su madre… ¿Ayudaba a las tareas domésticas?
—Si me tenía que poner a pintar pintaba. Lo que pasa es que era la niña chica y ellas se repartían el trabajo. Mi hermana Mercedes bordaba, Elena era de corte y confección, Antonia nos cuidaba a nosotras porque era la mayor y Dolores tan sólo hacía cantar y bailar.
—¿Cómo era aquella Algeciras de su niñez?
—Me acuerdo mucho del Casino Cinema porque mi madre, al gustarle la copla y el flamenco, nos llevaba a ver los mejores espectáculos que venían. Siempre tenía una perrilla guardá. También me acuerdo muy bien del cine de la plaza de toros de La Perseverancia.
—Cuénteme lo de la plaza de abastos del Hotel Garrido...
—Como en el Hotel Garrido no teníamos iglesia teníamos que ir a la de San Isidro, pillándonos un poco lejos. Pero unas cuantas amigas le pedimos al padre de San Isidro que nos la diera. Y por los años sesenta don José María nos daba misa los sábados por la tarde en la parte de abajo del mercado de abastos del Hotel Garrido.
—Sé que es una mujer luchadora y emprendedora.
—Mira, José, yo también fui una madre coraje, en el sentido de que cuando me hizo falta luché y trabajé honradamente llevando la cabeza bien alta. Ya no trabajo porque mis hijos no quieren y estoy en un coro compuesto sólo por mujeres. Se llama Brisas de la Bahía, está dirigido por Maruja Mora y hacemos bodas rocieras y clásicas. Además, hacemos conciertos de primavera, otoño e invierno con canciones y villancicos.
—¿Cuál es su voz en el coro?
—La melodía, y se escucha bastante. Te diré que me gusta mucho Juana Reina, Rocío Jurado y todas las grandes. Siempre estoy cantando haciendo las tareas de la casa y el día que no canto al estar baja de moral, me pregunta mi hijo qué es lo que me pasa.
—Eso de ama de casa, ¿como lo lleva?
—Lo de ama de casa lo llevo muy bien porque me encanta hacer de comer. Tengo dos premios de repostería que me dieron en el Hogar de Pensionista del centro de Algeciras, uno por una tarta de limón y otro por una tarta de piña que hice.
—También ha sido reina de mayores en esta feria pasada.
—Fui la reina mayor de la Feria Real de Algeciras 2009 de los centros de día. Un día en el hogar del centro me preguntó la monitora que si tenía trajes de flamenco que los llevara porque iba a hacer un desfile. Acudieron muchas mujeres de otros centros, y al final del desfile nombraron una Manoli, saliendo otra, pero dijeron: “es Manoli de la Rubia”, y me quedé muy sorprendida, porque no sabía que ese desfile era para elegir a la reina de los centros de mayores.
—¿Cómo fue la experiencia?
—Ha sido muy bonita, pero no quise salir en las carrozas porque me daba mucha vergüenza. Tuve que ir a los toros y a diferentes actos representando a todos los centros de Algeciras. El año que viene entregaré mi corona y mi banda a la que elijan.
—Hay que echarle valor a la vida...
—Gracias a Dios, he superado algunas circunstancias adversas, pero hay que echarle valor a la vida sin importarte lo que digan. Yo vivo por y para mis nietos, hijos, amigas y pienso que soy buena compañera.
—Actualmente se han perdido muchos valores
—Tengo tres hijos y ellos me cuentan muchas cosas porque tienen conmigo mucha confianza, pero antes era todo tabú. Hoy se habla de todo porque las madres somos muy comprensivas. Y si tienen que hablar una conversación sería se habla.
—¿Cómo está la situación política?
—Soy apolítica y la situación la veo muy mal, pero no quiero acordarme de los años franquistas. Tuve una experiencia muy mala con un tío mío, pero ahora se les está yendo de las manos la situación totalmente al confundirse la libertad con el libertinaje. Un término medio estaría mejor. Nos ponen muchos impuestos y sin embargo las pensiones para las personas mayores son muy pequeñas, porque una persona que tenga que pagar un alquiler es imposible que salga adelante.
—Se ha pasado del franquismo al libertinaje total.
—Deben pagar más quien más tienen porque cada vez que escuchamos que van a subir los impuestos nos echamos a temblar. Yo gracias a Dios tengo tres hijos maravillosos que me ayudan, pero eso no puede ser, porque hay muchísimas personas pasándolo fatal comprando al día y midiendo las raciones.
—¿Su tío fue perseguido por el franquismo?
—Un hermano de mi padre cuando tenía 17 años lo cogieron preso por ser político y estuvo 25 años en la cárcel. Me acuerdo mucho de él, era rubio con los ojos azules y muy buena persona. Mi padre cuando le daban permiso se lo traía a mi casa, fue un luchador por las libertades.
—¿La abuela de su madre crió a un hijo de una Grande de España?
—No te voy a decir el nombre porque era de aquí abajito. Tuvo el niño y no era del marido porque estaba en la Guerra de Cuba. Iba a coserle y ambas estaban embarazadas, pero no se les notaba con aquellos vestidos tan anchos que se ponían. Pero un día la Grande de España le dijo: “¡Ay Dolores mira lo que me pasa!”. Así que en vez de tener la madre de mi madre un hijo tuvo dos con un mes de distancia como si fuera suyo porque vivía en el campo y no había control alguno de natalidad. Parecían mellizos y cuando creció le dijo que procedía de una familia de títulos. Cuando la madre vino a reclamarlo al enviudar, el niño no quiso irse renunciando a la fortuna y títulos que iba a heredar. Y le dijo a la abuela de mi madre:.” -Tú no me habrás parido, pero tú eres mi madre y no quiero nada de esa señora--”.