El mercado de los tatuajes tampoco es ajeno a la crisis. Como parte del terreno estético, entra a formar parte de una escala más baja en las necesidades de los usuarios ocasionales, que en gran medida son jóvenes sin capital, en muchas ocasiones, para acceder a una vivienda propia o que pasan a engrosar las listas del paro.
Si en algo coinciden los profesionales es que la merma no ha sido tanto en número como en tamaño. Los grandes trabajos, los que cubren una espalda entera o un brazo, han sufrido un cierto declive.
Manuel Palenzuela regenta el establecimiento Tatuajes y Piercings El Duende, en Algeciras. Este profesional apuesta por la garantía sanitaria, y se jacta de ser “el 1º estudio clínico profesional de algeciras”. Comenta que su clientela no ha disminuido especialmente con la crisis. pero confirma que los trabajos tienden a ser más modestos. “Antes te solicitaban más trabajos de 200 o 250 euros, que llevan una mayor variedad de colores, que ocupan a lo mejor media espalda o un brazo entero, y sin embargo se ha incrementado la petición de diseños sencillos”.
Palenzuela se refirió muy concretamente a los tatuajes monocromos, como los símbolos chinos o pequeños motivos como las florecillas que Laura, una amiga y clienta, se tatúa en las imágenes que ilustran este reportaje. La joven acude por segunda vez, pero tiene claro que la crisis no le impediría volver. Después de todo, su encargo entra en la categoría de trabajos más económicos.
Abaratamiento
“He tenido que reducir los precios hasta en un 20 por ciento”, se lamentaba ayer María de los Ángeles Díaz, más conocida en el gremio y entre sus clientes y amigos como Maron. Al igual que Palenzuela, la propietaria de Tatuajes Sección Áurea nota el descenso de pedidos prolongados. “Hay trabajos, de estos que duran de dos a tres semanas, que pueden llegar a costar hasta 1.500 euros, caso de una espalda completa. El cliente, a veces, decide dejarlo inacabado, siempre, claro, en un punto en el que estéticamente quede bien”.
El pago a plazos se ha convertido en otra alternativa viable. “Se me ha llegado a dar el caso de una chica jovencita que me estaba pagando cinco euros a la semana para pagar un trabajo de 80 euros”, explicaba Maron, quien hasta ahora siempre había planteado esa posibilidad de pago fraccionado, pero reconoce que la demanda en este sentido ahora es mayor.
Maron se lamentó de lo que ella entiende por “intrusismo” por parte de salones de estética y farmacias, que en su opinión también hace daño a los profesionales especializados. Hay que reseñar, no obstante, que muchos usuarios otorgan mayor confianza a estos últimos, especialmente las farmacias.
Otro aspecto señalado por los profesionales no se refiere a los clientes en sí, sino a los propios artistas. Las exigencias en materia de higiene obligan a que los profesionales sean técnicos sanitarios, lo cual delimita mucho los requisitos para ejercer este trabajo.
Además de las dificultades típicas para encontrar un local, el que cumple con las normativas, es decir, el que utiliza materiales como agujas y tinta desechables , debe gastar también cantidades considerables, lo cual repercute en los precios. En los foros especializados, caso de ZonaTattoos.com, la gente habla del problema. Un tatuador anónimo señalaba que los estudios no contrataban ya personal y que eran los propios empresarios los que atendían a los clientes.