El rejoneador jerezano Fermín Bohórquez se despidió ayer de los ruedos en la corrida de cierre de la feria del Pilar de Zaragoza, considerándose “un privilegiado por haber podido vivir tan cerca del toro” y por disfrutar de “momentos inigualables toreando tres décadas”.
“Desde que debuté en público en Santander, hace ya treinta años, todo ha sido como un sueño, que además ha durado muchísimo. En tanto tiempo me ha pasado de todo, pero, al mirar atrás y hacer balance, sólo puedo estar feliz y satisfecho de haber disfrutado algo que no está al alcance de mucha gente”, enfatizó en una entrevista con Efe.
En realidad, Fermín Bohórquez hijo considera que su verdadera trayectoria profesional comenzó más tarde que lo que marca esa presentación durante un festival en Santander, con sólo 16 años, y pone como punto de inflexión el día de la primera de sus siete salidas a hombros en Las Ventas, en 1990.
“Lo de antes sólo fueron escarceos de aficionado -matizó- por mucho que me anunciara en algunas plazas grandes. Pero lo de Madrid ya me marcó y me decidió a tomarme muy en serio la profesión de rejoneador, igual que considero que el momento de mayor plenitud en mi carrera también lo define mi actuación en la feria de San Isidro del 97, la que definió perfectamente mi estilo y mi concepto”.
Más que por su contexto familiar, Fermín Bohórquez hijo cree que la mayor motivación para convertirse en torero a caballo fue, “muy por encima de todo lo demás, la afición y la pasión por el toro”. “Estar tan cerca de este animal, en el campo y en la plaza, es lo mejor que me puede haber pasado en la vida”, aseveró.
“Ese respeto al toro bravo, como también se lo tengo al caballo, es precisamente el que ha definido mi manera de torear, porque he seguido las pautas de los grandes toreros de a pie que conocí en mi casa desde pequeño”, añadió.
“Esas pautas -continuó- no son ni más ni menos que dominar al toro con temple y suavidad e intentar siempre absorber y canalizar su embestida, sin desviarla y con la mayor naturalidad posible, lo que se puede hacer también subido a un caballo”.
El veterano rejoneador se siente “orgulloso” de haber sido fiel a esa forma de entender la tauromaquia, que cree que es su mejor aportación a la especialidad durante unos años que han sido considerados como la edad de oro del rejoneo.
“Mi rejoneo no ha sido nunca espectacular ni ha seguido modas; se ha basado en la pureza, en ir de frente al toro y, sin quiebros ni brusquedades, darle todas las ventajas en el encuentro con el caballo. Es una forma de torear tan difícil de lograr en su máxima expresión que creo que no va a tener continuidad, que desaparecerá con mi retirada”, aseguró.
En cuanto a los compañeros con los que se ha enfrentado a lo largo de todo este tiempo, Bohórquez destacó una larga lista, encabezada por Joao Moura, sus primos Luis y Antonio Domecq, Ginés Cartagena o el mismo Hermoso de Mendoza con el que toreó ayer, al que señaló como su máximo competidor.
“Entre todos mejoramos lo que para el rejoneo ya consiguieron en los años setenta los que llamaron los cuatro jinetes del Apoteosis, con Ángel Peralta como líder. Sumamos muchísimas corridas con estilos muy distintos y algo debimos de hacer bien porque las plazas se llenaban en las corridas de rejones y la gente disfrutaba mucho con lo que veía”, recordó.
En cambio, Bohórquez cree que “al rejoneo actual le falta ese punto de frescura de entonces. Ahora todo es más previsible y monótono. Y para cambiarlo habría que hacer las cosas con respeto por el toro y el caballo, y volver a las bases clásicas de la tauromaquia, que valen tanto para el toreo a pie como para el rejoneo”.
Fermín Bohórquez mantendrá el contacto directo con el toro, ahora con más tiempo para dedicarse a su gran pasión, que es la ganadería y la crianza del toro.
“Puede que toree algún festival suelto cuando la ocasión lo merezca, porque soy torero y moriré torero, pero el rejoneo -insistió- necesita que le eches todas las horas del día”.
“Así que ahora tendré tiempo para ayudar a la fiesta de los toros en lo posible y entregarme plenamente a mi gran proyecto como ganadero, con esa sangre de Murube que en mi casa llevamos tanto tiempo afinando para, entre otras cosas, contribuir a hacer más grande el toreo a caballo”, anunció Fermín Bohórquez Domecq.