El Gobierno local apuesta porque la Fiesta de la Bulería repita en próximos años un formato similar al que ha estrenado en esta ocasión, si bien una vez que se estudien “los pros y los contras” de la edición celebrada en la noche de este pasado sábado. El concejal del Plan Especial de Promociones Culturales, Antonio Montero, se ha mostrado satisfecho con los resultados obtenidos en esta ocasión, a pesar de que la decisión de trasladar el evento a la calle “fue un atrevimiento y una locura” que generó la lógica “controversia”.
Montero entiende a pesar de ello que se ha marcado “un antes y un después” de la historia de una fiesta que “estaba casi muerta”, convirtiéndose ahora en un evento “más popular que nunca” al trasladarse al Mamelón. De hecho, las expectativas se desbordaron en buena medida toda vez que las más de cuatro mil sillas dispuestas de modo gratuito por el Consistorio fueron ocupadas por el público, cuando en las pasadas ediciones de la Fiesta de la Bulería apenas se había logrado rebasar el millar de asistentes.
No en vano, uno de los principales temas de conversación en la noche del sábado era la imposibilidad de acceder al recinto vallado en el que se habían colocado esas sillas. La colocación -además- de unas mallas alrededor del improvisado patio de butacas provocó las airadas protestas de las personas que no habían podido acceder a su interior, lo que motivó su retirada para de este modo garantizar la visión del escenario.
Sea como fuera, y a falta de hacer un balance más exhaustivo, el Gobierno local entiende que las “expectativas” que se depositaron en el traslado “se han cumplido” por lo que “debemos estar de enhorabuena”. “Hemos trabajado estos años varias posibilidades para relanzar la Fiesta de la Bulería e incluso este año habíamos apostado por bajar los precios y la presentamos con mucha antelación y con un cartel atractivo para ayudar a su promoción y atraer a más público de fuera. Finalmente, y tras la experiencia en este escenario con la Vuelta Ciclista, decidimos hacerla gratuita y acercar a los jerezanos”.
La experiencia resultó en cualquier caso manifiestamente mejorable. De entrada, el recinto habilitado se quedó pequeño para acoger a las miles de personas que pretendían acceder a él. Por otra parte, se colocó una pantalla gigante en la Alameda Cristina carente de sonido.
Sí funcionó correctamente el servicio de seguridad, como demuestra el hecho de que no se registraron incidentes de especial relieve durante toda la noche. Además, el centro presentó una espléndida imagen, con los bares llenos hasta la madrugada.
