La salida de la Hermandad de la Redención, al filo de las cinco y media de la tarde, abrió la puerta a dos jornadas procesionales -las del Jueves Santo y Madrugada del Viernes- que se fundieron en una y que a la postre mostraron el camino hacia el final de una de las mejores semanas santas que se recuerdan.
El traslado del palquillo a la plaza Aladro forzó un reajuste general de horarios e itinerarios motivado fundamentalmente por la salida desde Santo Domingo de la Hermandad de la Oración en el Huerto. Esos cambios aconsejaron que la Hermandad de la Redención retrasara su salida, prescindiendo de su recorrido por la barriada de Icovesa.
La cofradía salesiana estrenó los trabajos de talla de los respiraderos de su paso de misterio que han permitido ver el conjunto prácticamente finalizado. Juan Carlos Sambruno estuvo al frente de la cuadrilla de costaleros, contando el paso con el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores Zoilo Ruiz-Mateos, de Rota.
Casi una hora después se abrieron las puertas de la iglesia de San Juan de los Caballeros, desde donde partió la Hermandad de la Vera Cruz, que presentó un amplio cortejo de nazarenos gracias fundamentalmente al trabajo que esta corporación está llevando a cabo en el colegio marianista del Pilar, lugar en el que se celebraron este año los cultos cuaresmales.
Llamó la atención la presencia ante el paso del Cristo de la Esperanza de un conjunto de música de ministriles, que sustituyó a la tradicional capilla musical, en un intento de la cofradía por recuperar sonidos propios de la música antigua. Detrás, el paso de palio de la Virgen de las Lágrimas, acompañada por la Unión Musical Astigitana. Eduardo Biedma y Martín Gómez ejercieron como capataces de ambos pasos.
Casi simultáneamente se echaron a la calle La Lanzada y El Huerto. Pocas novedades en la cofradía con sede en la basílica del Carmen, cuyo único paso tuvo como capataz a José Julio Navarro, siendo acompañado por la Banda de Música Maestro Agripino Lozano, de San Fernando.
La Hermandad del Huerto abandonó Santo Domingo antes de que hiciera acto de presencia en la Carrera Oficial la cruz de guía de La Vera Cruz, subiendo por Porvera para posteriormente subir por Porvera camino de la calle San Juan de Dios y ya desde la zona del Mamelón acceder por Eguiluz a la plaza Aladro. Por primera vez esta cofradía disfrutó de un itinerario de ida hacia la Carrera Oficial, ya que incluso cuando esta comenzaba en la Rotonda de los Casinos resultaba prácticamente imposible verla más allá de este recorrido común hacia la Santa Iglesia Catedral.
En el paso de misterio destacó la presencia de un olivo de enormes dimensiones, así como el acompañamiento de la Agrupación Musical de la Sentencia. Tras el palio de la Virgen de la Confortación repitió la Banda Municipal de Música de San Fernando, estrenándose al frente de la cuadrilla de costaleros Juan Antonio García, hijo del desaparecido Diego García de los Santos.
La Hermandad del Mayor Dolor fue la encargada de cerrar esta jornada, partiendo de San Dionisio a las ocho de la tarde. También aquí se estrenó como capataz Álvaro Barba, así como la Banda de Música del Carmen, de Dúrcal (Granada).
Cuando estas últimas cofradías aún no habían llegado a sus respectivos templos se había iniciado ya una Madrugada del Viernes Santo que disfrutaría de una buena meteorología, rompiéndose así la tendencia de estos últimos años.
El Santo Crucifijo de la Salud, Las Cinco Llagas, El Nazareno, La Buena Muerte y La Yedra empezaban entonces a escribir la historia de una nueva Noche de Jesús. La recogida de la Virgen de la Esperanza, en la Plazuela, debería de marcar ya bien entrada la mañana, el punto final de una densa jornada cofradiera que de algún modo abría la puerta al final de una Semana Santa gloriosa.