El pasado miércoles, el Club Deportivo Rota sacó un comunicado oficial con un mensaje que no se suele ver mucho en el mundo del fútbol. El club verderón mostraba su reconocimiento al árbitro jerezano Francisco Alfaro, ensalzando “la forma de dirigirse a los jugadores, como les enseñaba, les corregía y les ayudaba a ser mejores futbolistas desde su posición en el campo, algo que no siempre podemos ver”.
Para el propio Francisco, este gesto “es algo que llena. Es cierto que los árbitros nos centramos en lo deportivo, siempre queremos ascender, me lo tomo muy en serio, pero en fútbol base tenemos que cambiar el chip. Tenemos que convertirnos en educadores, los resultados se quedan en un segundo plano. El objetivo con los chicos es enseñarles y educarles”.
Este colegiado se dedica a la docencia y “coincidí con chicos del equipo local que fueron alumnos míos. Nos dio mucha alegría vernos. Me llamaban por mi nombre y hasta los chavales de Rota me llamaban igual. Están empezando y tienen algunos errores y yo les iba situando. Por ejemplo, el portero tuvo un error y se puso triste y no reanudé el partido hasta que no se encontrase bien. Tenemos errores de porteros y de jugadores y lo pasan mal. Es más importante animarlos que seguir con el partido. Suelo actuar de esta manera”.
Actualmente se encuentra opositando y comenta que “me encanta enseñar. Aunque a veces son ellos los que tienen mucho más que enseñarnos a los adultos y eso me gusta verlo de cerca”.
“Yo de cadetes hacia arriba pongo el listón más alto, pero en categorías más bajas intento hablar con ellos, comentar que esto puede ser tarjeta en otras categorías. Es mejor instruirlos que enseñar tarjeta. Si no hay más remedio se saca, pero si les enseñas cómo va la película se sienten mejor y aprenden. Me considero un árbitro muy dialogante. En categoría sénior suelo mantener buena relación con los jugadores. Hablando se entiende la gente”, dice Alfaro.
La del árbitro es una figura muy expuesta en el mundo del fútbol, aunque él comenta que “por ahora no he tenido nunca ningún altercado grave en el que haya podido pasar miedo. En muchos países y en España se ven agresiones e insultos. Algunas veces me han insultado, me han menospreciado, pero el aficionado lo ve desde otra realidad. Los colores tiran mucho y ven jugadas que no vemos. Hay errores. Sabemos que nos equivocamos. El error siempre va en la maleta. Se acierta más o menos, pero el error siempre está ahí. Cada árbitro se equivoca en multitud de ocasiones hasta en Primera. Y eso forma parte de lo nuesto”.
Y de los padres de los chicos comenta que “tienen que asistir para sumar, para aportar y para animar a los chavales desde la cordura. La agresividad sobra. Tienen que ser lo suficientemente maduros para asistir y disfrutar del partido, primando la educación en valores. Y respetar a los entrenadores”.