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Jaén

Hombres que hacen suyo el feminismo

Luchan por una sociedad libre de machismo y muestran tolerancia cero a la mayor vulneración de los derechos de la mujer, la violencia machista, condenándola y

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Carlos Raya, Miguel Ángel Hidalgo, Pedro Molina y Antonio Moral.

La violencia machista es la mayor lacra social del siglo XXI, una manifestación real de la mayor desigualdad entre hombres y mujeres, que requiere el apoyo de toda la sociedad, el respaldo de la ciudadanía, donde el hombre no puede callar y ser cómplice del maltrato que sufre el otro cincuenta por ciento de la población.

La lucha feminista está siendo interiorizada cada vez más por los hombres y en Jaén la participación de ellos en la erradicación de la violencia y en la lucha por una igualdad real y efectiva es cada vez más evidente. Estos hombres lamentan cada muerte por violencia de género, luchan por una sociedad libre de machismo y muestran tolerancia cero a la vulneración de los derechos de la mujer en el plano social, personal y laboral en la provincia de Jaén.

Así son Miguel Ángel Hidalgo, Carlos Raya, Antonio Moral y Pedro Molina, a los que VIVA da voz con motivo del Día Internacional Contra las Violencias hacia las Mujeres (25N) para visibilizar su condena de la violencia machista, “la mayor vulneración de los derechos de una mujer”.

Las asociaciones de mujeres y colectivos feministas que luchan contra esta lacra social no cierran las puertas a los hombres y son muchos los que ya no dudan en apoyar la causa, en luchar para acabar con el patriarcado y el machismo que aún persisten en la sociedad, también entre la gente joven. El papel del hombre es ejemplificador para las generaciones venideras, que la sociedad que trabaja por la igualdad espera estén libres de machismo y violencia de género.

El próximo mes de diciembre se cumple el primer aniversario de ‘Espacio de Hombres por la Igualdad’ de Jaén, un colectivo que lucha por el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. Formado por alrededor de doce hombres,  organizan actividades con el objetivo de “sumar, desde el respeto, por la igualdad y contra la violencia machista, sin acaparar protagonismo, pero estando”.

Así lo confirma Miguel Ángel Hidalgo, de 47 años,  técnico de orientación laboral del SAE. “El hombre tiene que estar en el movimiento feminista. Los hombres que buscan un espacio en el feminismo tienen que coger su espacio y hacerlo feminista. Hay que sumar. El patriarcado no se puede cambiar sólo con la mitad de la sociedad”, explica.

Asegura que “ningún movimiento ha hecho más por el hombre que el feminismo”. Señala que “la violencia machista no es algo genético, sólo una construcción de género, patriarcal y se puede deconstruir”.

Explica: “Ningún movimiento ha hecho tanto por liberar al hombre de su mandato de género como el feminismo. La lucha contra el patriarcado nos libera. En ningún momento estamos determinados biológicamente. Podemos elegir ser parte de la solución”. Dice que “el negacionismo en el hombre significa la perpetuación de sus privilegios” y lamenta que a un chico joven se le pregunte qué quiere ser de mayor, “pero no qué tipo de hombre quiere ser”. Él ya usa las gafas violetas. “Una vez que te las pones, ves la realidad desde ese prisma. Aún hay muchas violencias normalizadas. Los hombres tienen que luchar contra la violencia machista porque están luchando por la defensa de los  derechos humanos de las mujeres, de la otra mitad de la población que sufre vulneración. Lo que le pasa a una mujer, nos pasa al resto”, dice.

Señala que la violencia de género, el patriarcado y el machismo son “problemas inoculados” y su erradicación pasa por “la educación y mayores condenas” al maltratador.

Defiende que “la sociedad tiene que ser igualitaria”, denunciando el techo de cristal y los suelos pegajosos que padecen las mujeres en numerosos ámbitos de la vida. Reconoce que el hombre tiene que hacer “autocrítica”, sentir una “incomodidad productiva”, incluso “vergüenza”, pero sobre todo “empatía”. “Para prevenir cualquier tipo de violencia contra la mujer es fundamental la empatía, reconocer a la mujer como una igual. El hombre no se puede creer superior a la mujer porque ésa es una realidad construida”, explica.

Reconoce que “cada vez es más ineludible trabajar por la igualdad”, animando a los hombres  a hacerlo.

En ‘Espacio de Hombres por la Igualdad’ también participa Carlos Raya, de 36 años. Es Trabajador Social, Antropólogo y padre de un bebé de diez meses. Para él la corresponsabilidad es una realidad, igual que ser “responsable” de los valores que inculcará a su hijo. Defiende la necesidad de “reflexionar sobre qué haces y qué puedes aportar para la erradicación de la violencia machista”.

En este sentido, reconoce que “la educación es un pilar fundamental, pero no el que tiene que llevar toda la carga”. Otro pilar es el estudio del “contexto” en el que se dan este tipo de violencia por los hombres. “Hay que reflexionar sobre por qué el hombre ejerce la violencia de género”, dice, refiriéndose al contexto que ha vivido para convertirse en un maltratador. “No hay que banalizar sobre la violencia machista. Es una vulneración de los derechos humanos, una lacra social. El papel del hombre ante  la violencia de género es posicionarse en contra, apoyando movimientos y reconociendo que el hombre tiene ese problema”.

Explica que hay que demostrar “tolerancia cero a todo tipo de violencia machista” e interiorizar que “la violencia no es el camino”, dejando la “palabrería” y siendo coherentes con esta lucha “en todos los ámbitos”, desde el plano personal al profesional, no tolerando actitudes machistas ni más muertes de mujeres a manos de hombres. Señala al feminismo como “un movimiento vivo” y lamenta que aún hoy “las mujeres sufren muchas desigualdades”, denunciando su “cosificación” como violencia de género.

Antonio Moral es estudiante de 4º de Economía y a sus 21 años denuncia que existe “una violencia sistémica contra la mujer” y que “hay que combatirla porque son el 50% de la población y no se puede permitir que sufran maltrato y sean asesinadas”.

Desde que tenía 17 años libra su particular batalla contra la violencia machista, reclamando un “compromiso radical de la sociedad y de los hombres para acabar con esta lacra”. Activista en redes sociales, no falta a las manifestaciones y apoya cualquier actividad que invite a erradicar la violencia machista.  

“Los hombres tenemos que ser firmes en nuestras convicciones. La violencia machista es un problema real y la tolerancia debe ser cero, a diario. Hay que afrontar el desafío de acabar con la violencia machista si queremos una sociedad realmente democrática. Las mujeres que sufren violencia machista están solas y se las abandona fácilmente. Tenemos que  escucharlas, creerlas y ayudarlas”, valora.

“El papel del hombre para con el feminismo debe estar al nivel del de las mujeres. Debemos plantear soluciones. Es necesario acabar de raíz con la violencia interiorizada en el hombre contra la mujer y para ello hay que erradicar un determinado concepto de ser hombre”, espeta. Lamenta que “queda mucho por hacer” en el sector de la juventud, donde ha detectado “una mayor concienciación”.

Termina: “La lucha feminista tiene que ser una lucha de los hombres, que son los que tienen que involucrarse y dejar de ejercer esa violencia contra las mujeres”.

Pedro Molina  tiene 33 años y es Licenciado en Derecho, funcionario interino de los servicios sociales de la Diputación en Baeza. “La lucha contra la violencia machista es causa de hombres. Lo he vivido de cerca y desde siempre he estado muy concienciado. Existe, es real, y tenemos que comprometernos a erradicarla, como sociedad”.

Denuncia la aparición de “una ola contraria a la lucha por la igualdad de género”, una “involución” y anima a los hombres “a trabajar codo con codo con las mujeres” para erradicar la violencia machista. “Tenemos que estar, como aliados. La igualdad es una lucha de toda la sociedad”, afirma.  

Estos cuatro jiennenses dan la cara no sólo en días como el 25-N o el 8-M, sino siempre, inculcando valores basados en la igualdad, denunciando la violencia machista y empatizando con las víctimas.

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