Aunque dé la sensación de que la Huelva carnavalera ande dormida tras febrero, nada parecido con la realidad. Desde que concluyó el concurso de agrupaciones del carnaval Colombino, se pone en marcha la maquinaría interna de cada agrupación para volver a perfilar las distintas historias que volveremos a disfrutar en el Gran Teatro. Nuevas letras, músicas, disfraces, e incluso nuevos componentes que refuercen el potencial que cada chirigota o comparsa tienen.
En estas fechas, la mayoría de los autores y directores ya tienen claro lo que desean, y si no han logrado sus objetivos, están en pleno desarrollo para acercarse lo más posible. Pero más allá del concurso, de las típicas llamadas a escondidas, de los susurros en las barras de los bares y los dimes y diretes del ‘quita y pon’, el carnaval sigue despierto, vendiendo su ‘tres por cuatro’ en cada local de ensayo, en cada encuentro en barbacoas o salidas.
Las agrupaciones de carnaval son más que un encuentro pasajero, y desde hace muchos años se han convertido en grupos casi familiares, de amigos y compañeros que se adaptan a un estilo de vida que dura todo el año. En este último lustro, las agrupaciones tienden a recomponer las añoradas peñas carnavaleras y crear espacios de encuentros que den vida a nuestra forma tan peculiar de entender esta fiesta, manteniendo viva la llama de febrero en los diversos actos que realizan de forma habitual, fomentando el entusiasmo y la motivación para seguir en la fiesta, minimizando el impacto de las decisiones del jurado, de los errores de la Fopac o de las frustraciones o desencuentros por los logros no obtenidos.
Tras la negativa repercusión del pasado Concurso Colombino, en el que alcanzamos los mínimos en participación, la Federación onubense de agrupaciones y peñas del carnaval colombino (Fopac) debería haber tomado las medidas oportunas para mitigar los malos ecos que se mantienen reminiscentes en el ambiente, pero hasta la fecha pocas son las informaciones que motiven y den vida a una fiesta que se merece estar muy por encima.
Cabe reconocer que existen líneas de trabajo muy acordes con lo que se necesita, pero hasta el momento, poco sabemos de su implantación. Pero a falta de estrategias por parte de los responsables, los adeptos a este carnaval siguen a bombo y platillo sin perder el compás, como así lo hace uno de los grupos carnavaleros de verano más relevante de nuestra tierra, ‘Los solistas’. Este grupo onubense no para de vender nuestro soniquete durante todo el verano, actuando allá donde se le llama, dejando muy buenas sensaciones en quienes los escuchan y mostrando una calidad exquisita en cada acto. Es una marca de la casa, a pesar de contar en sus repertorios con letras y músicas de otras localidades, que siempre gusta a los buenos entendidos.
Estos ‘Solistas’ son grandes embajadores de las carnestolendas onubenses, en los que los responsables de la federación deberían fijarse e invertir en calidad y en la repercusión que están logrando, aprovechando las cualidades que muestran para vender un producto, aún sin potenciar. Dejo caer esa gira, que ya comenté en su tiempo, por pueblos estratégicos de toda la provincia de Huelva, mostrando nuestras mejores galas. Eso sí es una excelente estrategia de publicidad en la que se implica a los propios protagonistas. Como comentaba en el inicio, el carnaval sigue vivo, despierto y dando la nota, y nosotros seguiremos informando.
