La fresa tiene un período útil de consumo muy corto debido a la facilidad con que se deteriora el fruto por el efecto de microorganismos patógenos
Las empresas Grufesa, con sede en Moguer (Huelva), y AMC Chemical van a desarrollar una tecnología capaz de mejorar y alargar en un 40 % la vida postcosecha de la fresa dependiendo de las condiciones ambientales, con un menor aporte de agroquímicos, contribuyendo así a la seguridad alimentaria.
Se trata del proyecto 'Desarrollo de una nueva tecnología integral basada en diferentes bioefectores para alargar la vida útil de la fresa', financiado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), adscrito al Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, y en el que colabora la Universidad San Pablo CEU (Madrid), ha informado Grufesa en un comunicado.
El proyecto, cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), constituye para el consorcio formado por Grufesa y AMC, dedicada a la fabricación y comercialización de productos biotecnológicos innovadores libres de residuos para uso agrícola, la respuesta a una necesidad estratégica empresarial, la de la producción de una fresa de calidad con larga vida.
Desde el punto de vista de la producción y la comercialización, la fresa tiene un período útil de consumo muy corto debido a la facilidad con que se deteriora el fruto por el efecto de microorganismos patógenos, alterando su calidad nutricional y su interés como alimento saludable.
Con este proyecto, mediante nuevas tecnologías de aplicación de bioefectores biológicos y naturales a base de microorganismos o sus extractos, extractos de plantas y de organismos vivos, se mejora la calidad del fruto y su durabilidad.
El resultado final será la generación de un producto alimentario con una durabilidad un 40 % mayor, supeditada al impacto de las condiciones ambientales, mejorando así sus características organolépticas y posibilitando su venta en mercados hasta ahora inalcanzables.