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Huelva

Bollullos vuelve a vivir la noche de la quema de gamonitas

Desde hace más de 160 años, la noche del 7 de diciembre se cumple el rito de quemar las gamonitas en todas las calles de la localidad

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  • Gamonitas -

La tradicional quema de las “gamonitas” es una fiesta pagana de connotaciones religiosas, ya que a pesar de que la tradición se pierde en el tiempo, viene según se cree, de la quema de enseres, ropas o muebles, junto a plantas aromáticas: tomillo, romero, eucalipto, etc., para acabar con la epidemia de cólera que azotaba las tierras del Condado de Niebla. Los Bollulleros sacaron por entonces en procesión de rogativas a su Patrona, la Virgen de las Mercedes, para que no se extendiera el citado mal. Se cuenta que, como consecuencia de la procesión, se paraliza la enfermedad en este pueblo a pesar de la tremenda expansión por los pueblos vecinos. Desde 1855, el día de la Inmaculada Concepción, Bollullos cumple con el rito de jurar los “votos y protestación de Fe” en el llamado Dogma de la Inmaculada, junto con Almonte, los primeros municipios en la provincia de Huelva.
Así, aquellas hogueras que llenaban las calles de la ciudad, se unieron a la festividad religiosa del día de la “Pureza”, ya que se purificaba el aire ante la enfermedad, que según los médicos de la época, creían se transmitían por el aire.
Hoy en día no se queman plantas aromáticas, sino la planta denominada Gamón Común (Asphodelus ramosus), siendo las gamonitas las “antorchas” o manojos que se hacen con las ramas de estas plantas. Éstas, se recogen en los vallados de los caminos o bosques de la zona, se amontonan y se secan, para confeccionar con ellos los haces que se queman en la víspera del 8 de diciembre.


Las calles y plazuelas "arden literalmente" llegándose a contar por cientos las fogatas o candelas de gamonitas que los Bollulleros encienden en honor de su Patrona y como ritual de aquel milagro de 1855. Las calles son puras hogueras y desde los balcones y azoteas se puede contemplar un paisaje curioso, al mostrarse desde cualquier atalaya bollullera, una enorme e iluminada humareda por el reflejo de las luces de la ciudad, y candelas por todas las calles y rincones.
Es interesante visitar Bollullos en esta noche mágica, en la que se mezclan las voces de la chiquillería con el crepitar de las candelas y las viejas tonadas de los campanilleros Bollulleros que tienen una tradición de más 300 años. Asimismo, por estas fechas, son muchos los hogares que abren sus puertas para ofrecer a los visitantes algunos de los más de  50 Belenes que se montan en la localidad.

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