Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) han extraído el ADN de la bacteria causante de la sífilis de fragmentos de huesos de dos recién nacidos afectados por esta enfermedad de forma congénita, recuperados de una cripta de Huelva del siglo XVI.
La UAB informa hoy en un comunicado de que esta investigación ha sido liderada por Assumpció Malgosa, profesora de Antropología Física de esta universidad, que ha contado con la colaboración de científicos del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad de México y el Centro de Investigación para los Recursos Naturales de la Universidad de las Azores (Portugal).
Ésta es la primera vez que se obtiene la bacteria antigua de la sífilis en más de un sujeto, ya que con anterioridad sólo se había podido conseguir una vez en un individuo adulto de unos 200 años de antigüedad.
Los investigadores están convencidos de que los restos de dos recién nacidos de Huelva, que se recuperaron de un osario de la cripta de la Ermita de la Soledad, son aún más viejos, con lo que se trataría del hallazgo más antiguo reportado hasta hoy de detección del ADN de la bacteria de la sífilis.
La diferencia entre el estudio de la UAB y anteriores investigaciones radica en el hecho de que se han analizado restos de recién nacidos con claros signos de estar afectados por sífilis congénita.
Malgosa explica en el comunicado que "creemos que la dificultad de obtener ADN antiguo de la bacteria en adultos se debe al propio desarrollo de la enfermedad en estos individuos".
En cambio, añade, estudios recientes indican que los recién nacidos "son más sensibles al daño óseo en los primeros estadios de la enfermedad, debido a la rápida diseminación en el esqueleto de un gran número de espiroquetas (bacterias), que después de la muerte habrían dejado su ADN".
El estudio de la sífilis supone un reto para los investigadores, en parte porque no pueden hacerse cultivos o manipular genéticamente y porque las subespecies Treponema Pallidum son morfológicamente indiferenciables por inmunofluorescencia o microscopia de electrones.
Este hecho hace que el diagnóstico sea extremadamente difícil y complica los análisis epidemiológicos y filogenéticos.
La investigación supone, según Malgosa, "un gran paso para avanzar en el estudio de los cambios del genoma de Treponema Pallidum y ver cómo pueden haber repercutido en los individuos a lo largo de la historia".