La señera tienda de El Ajolí
ha vuelto a abrir sus puertas en Huelva tras casi dos años de cierre obligado por la pandemia. La noticia alumbra como un rayo de esperanza a un sector brutalmente tocado por el Covid-19, el de la moda flamenca, que empieza a dar signos de reactivación en un escenario aún condicionado por la incertidumbre ante la evolución de la pandemia.
Según ha explicado a Viva Huelva desde El Ajolí Susana Jiménez, la decisión de reabrir la tienda para la campaña de Navidad la tomaron antes de que empezase a recrudecerse la sexta ola. Aunque el aumento de contagios vuelve a ensombrecer el futuro, desde El Ajolí han decidido seguir adelante con el regreso de las ventas en tienda física, con
la ilusión de que la situación mejore y las romerías puedan celebrarse este año.
“Abrimos la tienda esperanzados”, afirma Jiménez, que c
onfía en que la inercia de la campaña navideña empiece a hacer salir la larga fila de trajes parados en sus talleres desde el confinamiento. “Tengo la tienda y el taller llenos de encargos que se quedaron sin recoger cuando llegó la pandemia”, explica.
El parón, señala la empresaria, pilló al sector de la moda flamenca
“en el peor momento posible”, a tan solo días del comienzo de las romerías. Con los talleres a rebosar de pedidos que nadie recogió, Susana y su hermana Begoña, al frente de la firma fundada por su padre, Pepe Jiménez, han ido capeando el temporal recurriendo a los créditos ICO y apostando por otras líneas de producto, que han vendido de forma online.
“Mucha gente me ha dicho que nos hemos tenido que reinventar pero les explico que no es eso lo que hemos hecho,
hemos seguido haciendo lo que sabemos, coser y diseñar, solo que hemos tenido que adaptarnos”, señala Jiménez. Así, han enfocado su trabajo a productos como bolsos, mantelerías y mascarillas y han reforzado su línea de moda de eventos, que ya existía antes de la pandemia.
“Hemos trabajado muchísimo haciendo todo aquello que nos demandaban y agradecemos el apoyo de esa red de clientes que confían en nosotros y nos han permitido salir adelante”, señala Jiménez.
A través del canal de ventas on line de la firma han dado salida a muchos productos, apunta la empresaria, pero
“no se ha vendido nada” relacionado con la moda flamenca. Jiménez entiende que, aunque “las ganas de comprar son enormes”, el cliente no quiere adquirir un producto que no sabe cuándo podrá lucir.
Aunque la familia Jiménez ha podido mantener el negocio activo, El Ajolí, que cuenta con un taller en San Bartolomé, tuvo que hacer
un ERTE para 25 trabajadores. Lo que más esperan ahora es poder recuperar ese empleo.
En la firma onubense de Revuelo, el mazazo del coronavirus afectó a una decena de trabajadores. El diseñador Ubaldo ha mantenido la tienda “medio abierta”
haciendo esfuerzos titánicos para pasar los meses de sequía.
“Hemos tenido que tirar de ahorros personales”, explica Ubaldo, revelando que
también han optado por los créditos ICO pero que estos “no llegan”.
Como en El Ajolí, en Revuelo los trajes terminados también se agolpan a la espera de ser recogidos. “
Tenemos entre 70 y 80 trajes terminados desde hace dos años”, indica Ubaldo.
Con las noticias sobre la preparación del Plan Romero para la romería del Rocío de 2022, las tiendas habían empezado a recuperar la ilusión pero las cifras de contagios les hacen mantener la cautela. En este sentido, Ubaldo sostiene que
es vital que se anuncie cuanto antes si las romerías volverán a celebrarse el próximo año para que sectores económicos como el de la moda flamenca puedan empezar a respirar.
“En Sevilla ya han dicho que va a haber feria y eso hace que se pueda ir trabajando y aquí también necesitamos que alguien diga que va a haber romerías, aunque sea con restricciones, para que se vaya moviendo la cosa”, asegura Ubaldo. En Revuelo, sostiene,
todo está “preparado” para lanzar, por fin, los volantes al aire.