Ahora, cuando los capotes y las muletas permanecen doblados en unas estanterías en casa del mozo de espadas aguardando que, dentro de unos días, el matador empiece a acudir al campo para preparar la próxima campaña o cuando el torero (aunque cada vez son menos) está haciendo las Américas o cuando disfruta de unos días de merecidas vacaciones, el mundo taurino parece vivir un período de tranquilidad aunque, en realidad, hay un arduo trabajo en los despachos y en los lugares de trabajo de los taurinos.
Mientras tanto, el aficionado viendo “los toros desde el tendido”, observando todo cuanto va sucediendo (como, por ejemplo, los cambios de apoderados o de los componentes de las distintas cuadrillas que se están remodelando), conociendo todo lo que se está “cocinando” de cara a la próxima campaña y, por supuesto, participando en las diversas y variadas actividades que llevan a cabo las entidades taurinas, entre las que predominan las entregas de galardones a los triunfadores de la temporada, aunque este tipo de actos van disminuyendo por los reiterados desaires de los toreros a los aficionados al no comparecer a los actos programados con tantas ilusiones.
Y también es el tiempo para pensar en aquellos otros temas que redundan en beneficio de la Fiesta en todos los aspectos mientras, afortunadamente, aún se siguen celebrando festejos, como sucedió el pasado domingo en la plaza Monumental del Condado de Niebla, que volvió a abrir sus puertas para celebrar una novillada sin picadores en la que, una vez más, no hubo presencia de algún que otro torero onubense de los que pocos que van quedando en nuestro entorno, donde se puede contar con los dedos de una mano, y sobran dedos, los jóvenes que quieren ser toreros, cuando hace poco tiempo contábamos con una larga nómina de aspirantes a figuras.
Esa situación hace pensar que cada vez es más necesaria la creación de una Escuela Taurina en nuestra provincia en la que puedan formarse los jóvenes de la tierra que quieran emprender la carrera que, al mismo tiempo, serviría para que los toreros onubenses pudiesen encontrar más oportunidades de actuar en esos festejos de promoción en los que el principal requisito es representar a una de las numerosas escuelas que existen en el territorio español y, de manera especial, en el andaluz y que, afortunadamente para ellas, tienen el reconocimiento y la ayuda de las administraciones públicas, empezando por la propia Junta de Andalucía, volcada con ellas, como queda de manifiesto en las numerosas actividades programadas.
Desde la Diputación Provincial o desde alguno de los ayuntamientos de las numerosas localidades taurinas existentes en nuestro perímetro podrían dar el paso adelante para que pronto Huelva pueda contar con este órgano tan necesario para la actual y más próxima generación de jóvenes toreros. No es cuestión de pelearse y perder el tiempo en si se ubica aquí o allí, sino de ponerla en marcha de una puñetera vez para el beneficio de todos.
Como tampoco es el momento de discutir quién sería el director o el profesor. Ya hay, por desgracia, experiencia en situaciones similares y conocemos de sobre cuáles fueron sus resultados que se derivaron de algunos protagonismos de determinados taurinos onubenses que quisieron brillar por si mismos olvidándose de la misión que se les había encomendado.
Hace falta una gestión del tipo que, años después, puso en marcha aquella campaña de ‘Huelva busca un torero’. Cierto es que solo rompió David de Miranda pero hubo varios que tuvieron sus oportunidades aunque, por unas u otras causas, no terminaran de cuajar sus carreras. Quizás ahora, con otro tipo de ayudas y colaboraciones, la campaña podría tomar otro rumbo más positivo y, dentro de unos años, podríamos contar con varios toreros onubenses de primera fila. Pero, para ello, hay que dar el paso adelante pensando solo en la Fiesta y no en los beneficios propios que puedan obtenerse.