Buenos deseos

Publicado: 20/12/2021
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Cuando estuvimos confinados, un virólogo aseguró un mínimo de tres años para que la situación empezara a normalizarse.
Cuando el sol ilumine estas líneas, Santa Lucía llevará una semana alargando un minuto la jornada durante los seis meses venideros. Si hace unos años se llenaba de cosquillas por las vacaciones, la publicidad y las tradiciones adoptadas la alejan un poco de la Navidad, aunque la separen doce días del espumillón y el olor a celofán encerrado en una caja. Este año la estrenamos tras estar digiriendo aún la situación padecida, sin embargo el relajo está encrespando la ola que, de nuevo, nos viene a azotar. Estas líneas no pretenden ser agoreras, ni mucho menos, pero debemos extremar la prudencia para no empeorar la realidad. Nadie mejor que nosotros para distanciar el peligro. Nadie mejor que nosotros para cumplir las normas.

Cuando estuvimos confinados, un virólogo aseguró un mínimo de tres años para que la situación empezara a normalizarse. Hoy comprobamos la veracidad de aquella afirmación, incluso su ampliación a dos o tres más por este rebrote presentido y comentado. Se piensa en la reunión de Nochebuena, con el balcón abierto y la calefacción apagada. Y cuesta encarar un paso atrás vistiéndolo de probabilidad, incluso con la tercera dosis de la vacuna en el cuerpo.

Inevitablemente se sigue hablando del virus y los articulistas han afilado sus comentarios citándolo como la palabra más utilizada a lo largo de este año, creando una familia, un catálogo de voces que bien podría haber ocupado una entrada en el María Moliner. También hablan de Navidad distópica, que le ha ganado por novedad a lo disruptivo, tan machacado el año anterior. Cierto, las circunstancias nos dejaron rotos, pero fuimos recogiendo los pedazos y aquí estamos, dispuestos a disfrutar con templanza estos días tan queridos y anhelados, aunque parezcan salidos de una novela de ciencia-ficción, es decir, un fundamento real donde enredar la trama al argumento, una historia que nunca habríamos imaginado.

Es cuanto tenemos. El futuro inmediato se presenta difícil, por eso nuestro presente debemos llenarlo con buenos deseos y mejores propósitos. Agarrados con una mano a la voluntad y con la otra a la cautela, sigamos adelante. Vivamos esta Navidad con la misma ilusión de siempre, aunque las circunstancias nos limiten los besos y los abrazos se nos queden entre el brazo y el antebrazo. La paciencia ayuda. Con la prudencia a nuestro lado quizás no tengamos que leer la coletilla ya queda menos.

Ánimo. Paz y salud dan felicidad.

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