O Courel, en Lugo, es un pulmón hoy no tan verde. La aldea de O Vilar, en la que Juan Sánchez Rodríguez, Xan, tenía un museo etnográfico, prácticamente ha desaparecido. El fuego se ha llevado su vasta colección personal de carros, yugos, nasas, bombos para asar castañas, arados, sachas, y otros aperos varios.
En suma, todo lo que el filántropo, trovador y único vecino de la zona durante mucho tiempo había ido recolectando por los pueblos de la sierra para preservar su rico patrimonio. Todo aquello que tanto disfrutó, exploró e investigó.
Xan do Vilar, sobrenombre ganado a pulso, aparte de recolectar una miel exquisita, se afanó en ser el mejor cuidador de este entorno.
Las fotografías del antes y el después de este lugar son, este verano, estampas que queman la retina y duelen.
Ocurrió hace justamente una década algo semejante en Galicia con otra catástrofe natural, esa vez en el mar.
La marea negra del vetusto petrolero 'Prestige' tapó, en la coruñesa Costa da Morte, la casa escultura de 16 metros cuadrados del pintor, filósofo y escultor alemán Manfred Gnädinger, más conocido como Man de Camelle.
Él se murió de pena. No pudo aguantar ver, enlutado, su jardín de esculturas de piedra.
Como Xan, y como Man, en O Courel sufren Manuel, Gemma, Sesé, Dosinda, Carmen, Orlando...
Son muchos los frentes abiertos por unas llamas caóticas. Sienten impotencia en Vilamor, en Seceda, en Froxán. Ante tal devastación, ante tanta muerte de vegetación, de vida y de salud, el ánimo se doblega y el murmullo ahogado hace su aparición.
O Courel siempre ha sido oxígeno, viaje, gente, un amanecer, un momento de respiro en una ladera.
Por ello, nadie puede ser miope ante el drama que este julio allí se vive. Y, si bien la historia del ser humano es la de la superación, cierto es que, en caliente, nunca mejor dicho, cuesta encajar ese mensaje.
Y cuesta la desaparición de la esencia e historia etnográfica. Eso también es la sinceridad de la montaña, a la que ahora uno sube sin oxígeno.
La sierra de O Courel, atravesada por el río Lor, y sus truchas y anguilas, posee una incalculable belleza, la que plasmó de un modo magistral el escritor Uxío Novoneyra en sus poemas, en los que alabó su flora y su fauna.
Las cumbres más altas son Formigueiros, Montouto y Pía Paxaro. Los brezos, robles y encinas conforman la capa vegetal. Los valles están rodeados de montes de castaños. Y la Devesa de A Rogueira es una de las más ricas de Galicia.
Una ruta por la zona es un auténtico viaje en el tiempo.
La consideración de O Courel como la gran reserva verde de Galicia no es baladí.
O Vilar de Xan está a 550 metros de altura, entre un centenario y maravilloso soto de castaños de la especie denominada 'castanea sativa'. Pertenece a la parroquia de Vilamor.
"¿Cómo puede llegar a desaparecer una aldea?", es la frase más escuchada en esos lares. Es la frase de la tristeza emocional.