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Fantasmas, paisanaje y cante jondo

La gran ventaja y el peor inconveniente de vivir en Jaén, parafraseo al maestro Arévalo, es que aquí nos conocemos todos. Para bien y para peor. ¿Verdad que...

Publicado: 12/09/2021 ·
21:20
· Actualizado: 12/09/2021 · 21:20
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  • Antonio Méndez Asencio a su salida del Ayuntamiento -
Autor

Manuel Expósito

Director general de Gestión de Medios Jiennenses

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El blog Expositor se centra en la crónica política de la semana en Jaén y provincia

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La gran ventaja y el peor inconveniente de vivir en Jaén, parafraseo al maestro Arévalo, es que aquí nos conocemos todos. Para bien y para peor. ¿Verdad que es más fácil que nos acabemos entendiendo, así, con las cartas boca arriba? Sabemos, de antemano, la procedencia del paño y, por tanto, estamos curados de espanto. El nuevo rey del noir nacional es el paisano Luis Miguel Sánchez Tostado, merced a su aclamado ensayo novelado ‘La cuarta bestia’, remembranza del parricidio acaecido en Castillo de Locubín a finales del siglo XIX que conmocionó al país. ¿Quién mejor que un criminólogo, que ahonda, documental y narrativamente, en la perversión del ángel caído, para coronar el género? Ningún otro antes que uno de los nuestros a la hora de reconstruir nuestros propios crímenes familiares. Como aquella transición hacia la democracia, que nos pilló a él a mí en pantalón corto, que Javier López, corresponsal de Abc, ha plasmado, amena y divertidamente, en ‘El año que Eva María se fue’. La cabecera regional de Vocento, este pasado fin de semana, bajo otra firma, sin necesidad de meter a creyente tan cabal como el bueno de Javi en disquisiciones paranormales sobre espectros, resucitaba la leyenda urbana de ‘El fantasma del Consistorio de Jaén’. El autor tiraba de hemeroteca a través de un reportaje que publicó en su día en la prensa provincial Rafael Abolafia –hoy eficaz jefe de gabinete de la subdelegada Madueño-. La silueta de un niño de primera comunión vagando por las dependencias municipales, a partir del testimonio de una limpiadora que rememoraba el entonces concejal de Urbanismo, luego alcalde, Javier ‘Cuqui’ Márquez. Hasta los espíritus que deambulan por el Ayuntamiento tienen que ser infantes e ir de blanco para que no sospechemos de apariciones interesadas.

El empresario jerezano Antonio Méndez Asencio abandonaba, el pasado martes, el edificio consistorial, después de entrevistarse con Julio Millán y Carlos Alberca, convencido de que, resuelta la transmisión del paquete accionarial mayoritario del club blanco, ya puede considerarse el nuevo hombre fuerte del Real Jaén del centenario y de la extremaunción. El problema es que ningún actor en la tragicomedia en que se ha convertido el presente del entrañable R.J. habla solo en nombre propio: todos traen mochila, es decir, compañía. Por delante y por detrás. Testaferro: Dícese de aquél que presta su nombre en un contrato, pretensión o negocio que en realidad es de otra persona. El denostado Andrés Rodríguez cedió notarialmente su poder a un colega de juventud, Juan Manuel Reyes, Samu, tras un préstamo que le salvó momentáneamente de su enésimo atolladero al frente del club. En realidad, el personal sobreentendía que Rodríguez no era nadie sin Tomás Membrado. Membrado, sin embargo, harto de estar harto, otorgó hace poco un derecho de recompra preferencial al empresario almeriense de carpas Ramón García, a la sazón ‘Fomento y Promoción del Real Jaén, S.L.’. La última jugada, en el córner, en tiempo de descuento, la realiza Rodríguez con Samu pasándole in extremis la pelota a Luis Oliver -“empresario especializado en sociedades en situación financiera crítica”, de inmobiliarias a constructoras, de seguridad privada a grúas de gran formato-. Oliver Albesa and company han gestionado equipos de fútbol a mansalva, del Real Betis al Xerez, pasando por el Cartagonova o el Extremadura. A todos llegaron como salvadores y salieron rodeados de polémica. En Jerez nace su relación con Antonio Méndez Asencio –avezado también en el reflote societario, directivo en 2016 de la FAF del incombustible Eduardo Herrera-. A Luis, senior, en este negocio, le secunda, hoy por hoy, su hijo homónimo, Luis Oliver Sierra. Oliver Sierra, Méndez Asencio y el ex jugador internacional argentino Juan Sebastián Verón constituyen actualmente una unidad de acción en lo futbolístico. Para cerrar el acuerdo en Jaén es indispensable contar con el usufructo del campo de fútbol, por más que el Ayuntamiento tenga que hilar muy fino al respecto dados los nada edificantes antecedentes. Del otorgamiento de la explotación del estadio al R.J. de Rafael Teruel en tiempos de Fernández de Moya/Cuqui, recuérdese, salió la concesión legalmente inviable de una gasolinera que todavía trae cola. El aprovechamiento urbanístico-comercial del entorno del nuevo ‘La Victoria’ para financiar al club, valga la redundancia, no es ninguna novedad. La pelota del pelotazo amenazando el tejado del “inquilino del hotelito de los líos”, que diría el maestro Fernando. Vísteme despacio (de garantías jurídicas) que tengo prisa. “Quien te puso salvaora, qué poco te conocía”, cantaba el gran Manolo Caracol, precisamente en Jerez de la Frontera, mientras la inigualable Lola Flores, gitana jerezana de pura cepa, embrujaba con zambra su derredor. Fútbol, fantasmas y cante jondo. Y viva la madre que los parió.

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