Demócratas y republicanos debatieron ayer con acusaciones mutuas en el Congreso de EEUU una ley que busca levantar la veda de viajes a Cuba para todos los estadounidenses.
Demócratas y republicanos debatieron ayer con acusaciones mutuas en el Congreso de EEUU una ley que busca levantar la veda de viajes a Cuba para todos los estadounidenses.
La audiencia del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, la primera desde 2007, tuvo momentos de tensión, y también de aplausos del público a favor y en contra de la iniciativa.
Así, la legisladora republicana de Florida, Ileana Ros-Lehtinen, se declaró “ofendida” por la postura del ex “zar antidrogas” con Bill Clinton (1993-2000) y ex comandante del Comando Sur, el general retirado Barry McCaffrey, que apoyó un aumento en los contactos directos con Cuba.
McCaffrey también se sintió “ofendido” por las insinuaciones de la congresista de que él simpatizaba con Castro y afirmó que “Cuba no representa una amenaza para la seguridad nacional de EEUU”, y ni siquiera está “entre las 20 principales amenazas”.
El presidente del Comité, el demócrata Howard Berman, dejó claro que busca eliminar la “anacrónica” veda impuesta por orden ejecutiva en 1962 porque esto “no es un regalo para los Castro. Está en nuestro interés nacional”.
Los testimonios a favor de la medida incluyeron, además del de McCaffrey, el que dio desde La Habana Miriam Leiva, fundadora del grupo opositor Damas de blanco; Ignacio Sosa, del grupo Amigos de Caritas Cubana, y Phil Peters, del Instituto Lexington de Virginia.
Las declaraciones en contra vinieron del ex jefe de la misión de EEUU en La Habana James Cason, y de Berta Antunez, hermana del ex prisionero político Jorge Luis García Pérez.
Antunez dijo que “más que turistas, los cubanos necesitan el apoyo del Congreso a favor de la libertad” en la isla.
Para los partidarios de la medida, entre ellos el republicano Jeff Flake, el turismo propiciaría el diálogo con el pueblo cubano y aceleraría la difusión de las ideas democráticas.
Según encuestas recientes, el 64% de los estadounidenses y el 67% de los cubanoamericanos en EEUU respaldan levantar las restricciones de viaje.
Ros-Lehtinen, la republicana de mayor rango en el Comité, insistió en que cualquier medida para flexibilizar el embargo sólo “premia con dólares al régimen cubano”, y que el Gobierno permite los viajes a través de 18 licencias y categorías. Los turistas europeos, se quejó la congresista cubanoamericana, viajan a Cuba por “ron, música, sexo, cigarros y sol” y eso, a su juicio, no ha llevado la libertad a la isla.
Su colega republicano Connie Mack subrayó que los turistas canadienses y europeos no han contribuido a mitigar la represión en Cuba y que levantar las restricciones sería una especie de “rescate de Castro”.
Mack aseguró que en 2007 hubo 2,1 millones de turistas, que dejaron más de 2.000 millones de dólares en divisas anuales.