“Estamos decididos a que, en los próximos cinco años, las fuerzas afganas sean capaces de asumir el liderazgo en (la tarea de) garantizar la seguridad y la estabilidad en todo el país”, declaró el presidente.
Según dijo, pretende que sea el Ejército afgano el que, en los próximos tres años, lleve la iniciativa en las operaciones militares en “las muchas áreas inseguras del país”, como ya hace en Kabul.
“Nuestras propias fuerzas de seguridad deberían ser capaces de hacerse con el control de la seguridad en otras provincias también, y así el papel de las tropas internacionales se reducirá gradualmente y se limitará a apoyar y entrenar a las fuerzas afganas”, abundó.
La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, y sus colegas del Reino Unido, David Miliband, y Francia, Bernard Kouchner, asistieron a la toma de posesión, en la que el único jefe de Estado presente fue el paquistaní, Asif Alí Zardari.
EEUU –que envió a su vicepresidente Dick Cheney a la anterior jura de Karzai, en 2004– estudia un refuerzo sustancial de su contingente en Afganistán, que con 68.000 soldados lleva el peso de la fuerza ISAF.
Pero tanto el Gobierno estadounidense como el británico han dado a entender que su compromiso con Afganistán no puede ser eterno y que Karzai ha de asumir más responsabilidad, formar un Ejecutivo capaz y un Ejército que pueda hacerse con el control de la seguridad del país en un plazo viable.
El presidente afgano reiteró su agradecimiento a estos y otros países aliados y pidió más ayuda para entrenar y equipar al Ejército y la Policía de Afganistán.
“Sólo así se hará real la esperanza de Afganistán por un rápido retorno a sus países de los soldados de nuestros amigos, permitiéndonos asumir la responsabilidad completa por nuestra seguridad”, apostilló.
Karzai mencionó entre otra de las tareas prioritarias de su nuevo Gobierno la lucha contra la corrupción, otra de las inquietudes manifiestas de la Administración del presidente estadounidense, Barack Obama.
“El Gobierno de Afganistán está comprometido a acabar con la cultura de la impunidad y la violación de la ley y a llevar ante la Justicia a aquellos implicados en la expansión de la corrupción”, prometió.
En el discurso, no faltó la consabida oferta de “reconciliación” a los talibanes y de cooperación a los opositores como su rival principal para la Presidencia, Abdulá Abdulá, quien se retiró de la segunda ronda electoral denunciando que volvería a haber fraude como en la primera.
Karzai invitó a los “compatriotas desencantados” que no tengan vínculos “directos” con el terrorismo internacional a “volver a casa” y aceptar la Constitución.