Los llamaban caramelitos. De esta forma se refería la cúpula de la cadena de clínicas dentales Vitaldent al dinero en efectivo -hasta 12.000 euros- que recogían personas de confianza del propietario, Ernesto Colman, para entregárselo. Su destino era "la caja", la hucha que contenía el dinero en b.
En un informe de la Brigada Central de Blanqueo de Capitales y Anticorrupción que figura en el sumario de la causa, al que ha tenido acceso Efe, los investigadores constatan que "en Vitaldent se está realizando una actividad ilícita que tiene que ver con "la caja", es decir, el dinero en efectivo que ingresan las clínicas".
Colman, apodado "el Barbas", elaboró un entramado compuesto por personas de su círculo de confianza, quienes se ocupaban de la recogida, como así hacían los hermanos Javier, Oscar y Roberto Arteaga, dueños del mayor franquiciado de Vitaldent en España.
Gran parte procedía del pago en negro que cada clínica debía entregar en concepto de canon, aproximadamente el 10% de la recaudación. Así se ahorraban el IVA y parte del impuesto de sociedades. Otro tanto venía de los ingresos en metálico de los pacientes. El destino era "la caja", cuya existencia todos conocían.
Las conversaciones entre hermanos son así: "Roberto: que te iba a decir, han entrado aquí 400, ¿qué hago?. Óscar: Llevártelos".
Su actividad levantó suspicacias en una empleada, que pregunta constantemente a Roberto por el destino del efectivo, a lo que Óscar riéndose dice a Roberto: "Lo dona, dile, hace actos benéficos".
Para referirse al efectivo, hablaban de caramelos, caramelitos o regalitos. "Los caramelitos a la niña", responde Colman a Miguel Valdivieso, director del franquiciado en Ibiza, para que le de el dinero a Yolanda Copete, responsable del Departamento de Expansión.
En otras ocasiones, los directores de los franquiciados viajaban a Madrid para entregárselo en mano. Así ocurrió el 23 de octubre de 2015 cuando dos franquiciados de Requena y Valencia dieron su "regalito/bolsita" a Colman. Uno con 12.000 euros.
Se trata siempre de grandes sumas de dinero, como así refleja el informe, que se hace eco de la gran cantidad de efectivo que genera la empresa, algo que llega a reconocer el propio Colman.
"Lo bueno de esta empresa es que el Ebitda (ingresos brutos) es caja", asegura en una conversación. Que esos ingresos brutos sea dinero en efectivo permite con mucha facilidad ocultar grandes sumas de efectivo a Hacienda, advierten los investigadores.
Para controlar el efectivo, la exportavoz de la compañía y responsable de Opendent -la red de clínicas propias de Vitaldent- Ana Capístegui, obliga a las clínicas a que le remita todo los días un correo con la facturación con "lo que llevan ya en caja".
Los investigadores concluyen que esta actividad encajaría con lo manifestado por los denunciantes en abril de 2013, cuando dicen que parte de los ingresos no son declarados y son ingresados en casas de seguridad o en territorios off-shore. Tenían tanto efectivo que no se digería con las cajas de seguridad abiertas en las sucursales bancarias, por lo que se tuvieron que abrir cuentas en Suiza.
Entre los pagos no declarados, Colman mantiene varias conversaciones en las que dice a sus interlocutores que no se preocupen porque completará los sueldos "por fuera".
"Mándame mitad facturado, mitad no", responde a una tal Carolina de la clínica de Sarria. También con Capístegui, a quien tranquiliza sobre el pago de unas comisiones que ésta tenía que haber cobrado para alcanzar los 8.000 euros y no quedarse en los 3.000 que estaba cobrando. "A ti te atiendo yo por fuera y punto", le dice. Lo mismo hizo con la directora de las clínicas de La Vaguada (Madrid).
Colman no era el único que promovió estas prácticas. Javier Arteaga ofrece un trabajo a una persona cuyo sueldo serían 6.000 euros, si bien en nómina figurarían 2.000. El resto sería en b. Lo mismo sucedió con la clínica de Adeje (Tenerife). Arteaga acuerda su compra con Colman, cuyo pago se realizaría en b, íntegramente.
Más llamativa es la manera de tranquilizar a la delegada de zona en Tenerife, preocupada por los 43.000 euros que tiene que llevar a Madrid a la reunión navideña de delegados. "Hasta 100.000 se puede pasar, puedo llevar lo que me da la gana", dice Arteaga.