Niña prodigio --a los cinco años dio su primer recital público y con siete tocaba los conciertos para piano de Mozart--, Maria Joao Pires (Lisboa, 1944) es, junto a Martha Argerich, la última gran dama del piano contemporáneo, una poetisa del teclado ajena al murmullo mediático que profundiza en la esencia de los compositores desnuda de virtuosismos gratuitos, pues está convencida de que "la técnica es una ilusión pasajera".
Afincada en en Salvador do Bahía (Brasil), comprometida con extender la música a zonas socialmente pobres y desde donde, sólo muy esporádicamente retorna a Europa su pianismo lírico y mágico, esta vez acompañada por el extraordinario chelista Antonio Meneses con obras de Beethoven --con el que la Pires se dio a conocer, con ocasión del concurso de su bicentenario, en 1970 en Bruselas-- y Bach.
Por su parte, Meneses (Recife, 1957) criado en una familia de músicos y que completó su formación junto al extraordinario chelista italiano Antonio Jenigro, se reveló definitivamente en el Concurso Tchaikovski de 1982, donde obtuvo el Primer Premio y la Medalla de Oro. Desde entonces, es un invitado habitual de las grandes orquestas --Berlín, Londres, Viena-- bajo la dirección de las mejores batutas de las últimas décadas: Karajan, Muti, Jansons, o Abbado.
Especialmente comprometido con la música de cámara, ha colaborado con pianistas como Nelson Freire o cuartetos como el Emerson o el Vermeer y es miembro del legendario Trio Beaux Arts desde 1998.
