La larga comparecencia, en que ambos explicaron hasta qué punto conocían el alcance del escándalo, se suspendió por espacio de unos 15 minutos después de que un espectador intentara abalanzarse sobre el magnate con lo que parecía un plato con espuma de afeitar.
Tras la detención del atacante, se retomó la sesión, que concluyó a las 16:30 horas GMT, tras haber empezado a las 13:30 horas.
Su intervención superó con creces la hora que estaba estipulada y supuso el retraso de la comparecencia prevista de Rebekah Brooks, hasta el pasado viernes consejera delegada de News International, la rama británica de News Corp., y directora del periódico "News of the world en una época en que se practicaron escuchas.
Durante su intervención, Rupert Murdoch negó cualquier responsabilidad en el escándalo de las escuchas y aseguró que se había enterado de su magnitud hace dos semanas, cuando trascendió que también había sido intervenido el móvil de la niña asesinada Milly Dowler.
El multimillonario de 80 años, que se mostró contrito y humilde y pareció en ocasiones tener problemas de oído, dijo haberse sentido "impresionado, horrorizado y avergonzado" por la intromisión en el teléfono de Dowler, a cuya familia visitó hace unos días.
"Es el día en que me siento más humilde de toda mi vida", afirmó al poco de empezar el interrogatorio, en el que insistió en que no sabía nada de lo que sucedía en su periódico.
Sobre su desconocimiento de lo que ocurría en el "News of the world", que, según explicó, mandó clausurar por la "vergüenza" que suponía el escándalo, señaló que posee un conglomerado empresarial de más de 50.000 empleados, de lo que se deduce que no está al corriente de todo lo que sucede.
"No es una excusa, sino una explicación... 53.000 personas trabajan para mí", indicó ante la Comisión de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes de la Cámara de los Comunes.
En la comparecencia, James Murdoch, de 38 años, aseguró que él no fue consciente de nuevas pruebas sobre el caso de las escuchas hasta finales del 2010, cuando se iniciaron varios juicios por demandas presentadas por algunas de las víctimas.
El escándalo de las escuchas estalló en 2006 y se saldó con el encarcelamiento en 2007 del corresponsal de realeza del "News of the world", Clive Goodman, y su socio el detective Glenn Mulcaire, a quien la empresa de Murdoch ha estado pagando el asesoramiento legal, según revelaron hoy.
Posteriormente volvió a la actualidad con la publicación en "The Guardian" de que los pinchazos habían afectado a unas 4.000 personas y se complicó cuando se supo que, además de políticos y famosos, algunas de ellas eran familiares de soldados muertos y víctimas de asesinatos célebres.