El debilitado primer ministro japonés, Naoto Kan, sufrió este martes un nuevo revés con la dimisión de su recién nombrado ministro de Reconstrucción, Ryu Matsumoto, tras una polémicas declaraciones que indignaron a las víctimas del seísmo de marzo.
Matsumoto dejó su cargo solo nueve días después de ser designado para una cartera creada ex profeso por Kan, que buscaba con ello agilizar la rehabilitación del devastado noreste de Japón.
La renuncia del ministro supone un nuevo bache para el plan de reconstrucción al que se aferra el jefe de Gobierno nipón desde hace semanas para mantenerse en el poder, pese a los crecientes llamamientos que piden su dimisión inmediata.
A principios de junio, Kan, asediado por las críticas por su gestión del desastre, se comprometió a dimitir una vez "encauzada" la reconstrucción de las zonas asoladas por el seísmo y el posterior tsunami.
La salida de Matsumoto se produjo tras una visita el pasado domingo a las provincias de Miyagi e Iwate, devastadas por la catástrofe, en las que utilizó un tono duro para dirigirse a las autoridades locales e hizo declaraciones tildadas de frías y arrogantes.
En imágenes tomadas por la televisión ese día, se ve a Matsumoto contrariado porque el gobernador de Miyagi, Yoshihiro Murai, llega con retraso a la reunión que ambos han concertado.
Luego, el ministro le niega el apretón de manos y le alecciona en tono seco: "Cuando llega un invitado, debe estar presente", le dice frente a las cámaras al gobernador de Miyagi, donde el tsunami dejó casi 14.000 muertos y desaparecidos, para concluir con un nada diplomático "¿Me entiendes?".
El mismo día, Matsumoto explicó al gobernador de Iwate, segunda provincia más afectada por la tragedia, que no puede ir pidiendo "esto o lo otro" y que el Gobierno "ayudará (a los municipios) con ideas, pero no a aquellos sin ellas", según la agencia local Kyodo.
Las declaraciones y el tono del ministro, que también dijo desconocer la localización de los pueblos afectados por el tsunami, suscitaron duras críticas en un Japón conmocionado aún por la catástrofe, mientras miembros de su propio partido le pidieron "más humildad".
La dimisión de Matsumoto, que será sustituido por el viceministro Tatsuo Hirano, fue criticada por la alcaldesa de Sendai (capital de Miyagi), Emiko Okuyama, que consideró que se reflejará en una pérdida de impulso en la reconstrucción.
Por su parte, la oposición volvió a pedir la salida inmediata de Kan, algo que, según el secretario general del opositor Partido Liberal Demócrata (PLD), Nobuteru Ishihara, "será una mayor contribución a la reconstrucción".
Sin embargo, el primer ministro cosechó hoy un avance al lograr que su Gabinete aprobara un segundo presupuesto extraordinario para la reconstrucción valorado en 2 billones de yenes (unos 17.000 millones de euros), que aún debe recibir el visto bueno del Parlamento.
El presupuesto incluye una partida de 120.000 millones de yenes (1.021 millones de euros) para compensar a los afectados por la crisis en la planta nuclear de Fukushima y otra de 78.200 millones de yenes (666 millones de euros) para financiar exámenes de salud a los habitantes de esta provincia durante los próximos 30 años.
El Ejecutivo planea presentarlo en la Cámara el próximo 15 de julio con la idea de que reciba el visto bueno este mismo mes.
La aprobación del presupuesto extra es una de las tres condiciones que Kan ha puesto para dejar el poder.
Antes de su partida, el primer ministro quiere aprobar además otras dos leyes, una para agilizar la rehabilitación de las zonas afectadas por el tsunami y otra para promover energías alternativas.
Al margen de la dimisión de Matsumoto, la popularidad de Naoto Kan, que llegó al poder hace poco más de un año, sigue decayendo.
Según una encuesta realizada por el diario local Yomiuri el pasado fin de semana, un 72 por ciento de los nipones quiere que el primer ministro presente su dimisión, como tarde, a finales de agosto.