El número provisional de muertos por el seísmo de 6,8 grados de magnitud en la escala de Richter del pasado jueves, 24 de marzo, asciende hasta la fecha a 73 en Birmania y a uno en Tailandia, donde una mujer murió mientras dormía cuando se le derrumbó encima una pared.
Los datos de las autoridades birmanas discrepan con los 130 fallecidos tan solo en las localidades de Tarlay, Mong Lin y Ja Kuni que denuncia el grupo rebelde Ejército del Estado Shan.
A la manipulación u omisión que el régimen birmano hace de los datos, como se constató durante la catástrofe causada en el sur de Birmania por el ciclón "Nargis" en 2008, se une en esta ocasión el lugar donde golpeó el seísmo el 24 de marzo y al que le han sucedido más de 60 réplicas, según la oficina sismológica tailandesa.
Se trata de una zona en el estado Shan de difícil acceso y controlada, en parte, por los ejércitos del narcotráfico y a la que ya resultaba arduo acceder por cauces oficiales antes del desastre.
Fuentes de la disidencia informaron desde la vecina Tailandia de que los cuerpos de seguridad ocuparon durante la jornada del viernes los accesos por carretera a las áreas afectadas y proclamaron que cualquier envío con asistencia humanitaria necesitaba ser declarado y entregado a las autoridades.
Un birmano de la ciudad de Tachilek, junto a la frontera con Tailandia, relató al medio The Irrawaddy que intentó llevar alimentos a los damnificados en la vecina población de Tarlay, una de las más afectadas, pero se lo impidieron.
"No me dejaron entregar personalmente a las víctimas el agua y los 'noodle' (comida preparada a base de fideos) y me obligaron a confiárselos a las autoridades", contó el birmano.
El régimen que preside el general Than Shwe empleó la misma política para controlar el movimiento de los cooperantes extranjeros y el flujo de la ayuda internacional en el país cuando el "Nargis" ocasionó unos 136.000 muertos y 2,5 millones de damnificados.
El comandante general Aung Than Htut, del Ministerio de Defensa, y tres viceministros visitaron la víspera las áreas afectadas en Tachilek.
Este sábado se personó en la zona el ministro de Bienestar Social, Maung Maung Shwe, y una comitiva de funcionarios para supervisar los estragos.
La Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA) estima que el número de afectados llega a las 110.500 personas: 95.000 en Tachilek, 9.000 a Tarlay y 6.500 a Mong Lin.
Los datos provisionales recabados por miembros de UNICEF, la Cruz Roja de Myanmar, Save the Children, World Vision International y recibidos por la OCHA describen importantes y extensos daños en la red de infraestructuras, carreteras cortadas y suspensión "esporádica" de servicios básicos (luz, agua, comunicaciones).
El puente que conecta por carretera a Tachilek, ciudad con aeropuerto, con Tarlay se encontraba temporalmente intransitable a causa de los daños ocasionados por el movimiento telúrico, que golpeó ese área con una magnitud de 6,8 grados y a 10 kilómetros de profundidad.
Otras poblaciones birmanas afectadas y de las que hacen falta más datos son Mong Lin, Mong Koe y Ja kuni, además de aldeas más remotas y de difícil acceso.
En el lado tailandés, el terremoto ha tenido un impacto menos catastrófico, con un a víctima mortal, aunque la sacudida llegase a sentirse hasta en Bangkok, a 772 kilómetros del epicentro.
Estados Unidos, China y otros países han expresado su solidaridad con el pueblo birmano y han ofrecido su ayuda al Gobierno.
Birmania está gobernada por una dictadura militar desde el golpe de Estado del general Ne Win, en 1962, y se encamina desde las elecciones legislativas del pasado noviembre hacia una "democracia disciplinada", como lo describió el general Than Shwe, el hombre fuerte del país asiático.