Quizás queriendo reverdecer los laureles de Ismael Beiro, el gaditano ganador de la primera edición, los responsables del programa han apostado por Chari y Rubén, una pareja sui generis para animar el arranque en la casa de Guadalix de la Sierra.
Chari
Rosario Lojo Devesa es una gaditana de 27 años que trabaja en el pub Tobba, en el Paseo Marítimo. Es diplomada en Turismo y ejerce de monitora deportiva. Está preparando oposiciones (a funcionaria de prisiones o a policía, preferiblemente). La fórmula de éxito del programa es fácil: provocación sexual y mucho morbo y ambas cosas la concentra la exuberante Chari. Según el programa, su entrada en la casa fue casual, ya que en un principio sólo acompañaba a su pareja y finalmente acabó en Guadalix. Coincidencias o tretas del guión al margen, Chari asegura que su apetito sexual no se sacia fácilmente. Según la web de Telecinco, Chari es “muy celosa pero reconoce que a ella también le gusta tontear con el sexo opuesto aun teniendo pareja”. Su compañero, Rubén afirma que ambos “lo dejaron (o casi) porque ella era muy activa sexualmente”. Es de San Fernando, trabaja como ejecutivo comercial y estudia empresarioales. En definitiva, el perfil perfecto para revolucionar un programa que en los últimos años se resintió en su audiencia. Para más inri, en este inicio, los concursantes están separados en dos casas por sexos con una morbosa excepción. Chari está en la casa de los chicos y Rubén está en la otra casa con las chicas. Como si de una coctelera se tratase, los ingredientes están listos para ser mezclados y ofrecer a los televidentes dosis de ¿telebasura? ¿experimento social?
