“¡Es la economía, imbécil (y en El Puerto también)!”

Publicado: 13/08/2021
No hay más que darse una vueltecita por las redes sociales para darse cuenta de a quién le sobra tiempo y a quién no
Nos quitamos las mascarillas y nos vimos las caras. La nueva normalidad que nos vendió el gobierno socialcomunista del ínclito Pedro Sánchez dejó a la vista de todos el desastre en la gestión de decisiones que han afectado a la salud y el bienestar económico de muchos negocios y empresas portuenses. 

No hacía falta más que ver el desasosiego de muchas familias que viven de la hostelería y el turismo que temían otro verano sin actividad y sin empleo. Pero El Puerto ya saca pecho como nunca e hincha sus velas. Remontan la hostelería, la ocupación, la actividad económica, el empleo, los negocios, la inversión privada, y lo más importante, el optimismo. 

Para algunos insensatos es como si la pandemia no existiera, aunque el esfuerzo colectivo por cumplir las normas ha permitido, que la incidencia hospitalaria se haya convertido en la referencia de buenas noticias. A esto ha ayudado sin duda que Andalucía haya sido la más veloz en vacunar. Y para otra clase de insensatos, los derrotistas y chupapagas de siempre, la cuestión es quejarse por algo. ¡Hasta del color de un patinete!

No hay más que darse una vueltecita por las redes sociales para darse cuenta de a quién le sobra tiempo y a quién no. A la mayoría no nos interesa el cainismo victimista de aquellos que solo tienen derechos pero ni un atisbo de compromiso sincero. “Rajar por rajar” que diría mi tía. 

Mientras, hay portuenses que lo están dando todo por sacar El Puerto adelante, otros se dedican a publicar fotos y opiniones para que El Puerto se parezca más a una ciudad bajo asedio, que una ciudad que enamora a quien viene a vivirla. El Puerto es “de categoría” como dice mi amigo Ángel León, y eso es lo que nos hace grandes. Grandes frentes a las dificultades, y para combatir codo con codo contra la crisis económica postcovid. 

Habiendo economía, las caras son otras, el optimismo se palpa, se respira, se comparte, y nos motiva a superar cualquier dificultad porque nos sentimos más fuertes. A ver si toman nota los insensatos y aprenden lo que decía Gandhi, que para cambiar el mundo hay que empezar por cambiar uno mismo. Nos harían un favor a todos los portuenses.

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