“Abandonado. Con residuos, escombros y gran vegetación además de un cerramiento deficiente que ha dado pie a actos incívicos”. Así concluye el informe emitido por los agentes de la Policía Local adscritos al Servicio de Disciplina Urbanística tras la visita a la finca del que fuera el Hotel Meliá Caballo Blanco efectuada el pasado 1 de diciembre de 2015.
Un informe que determina además el riesgo de incendio que suponen las condiciones en las que se encuentra actualmente, desde que en 2007 cerrara el mítico y emblemático espacio hotelero de Valdelagrana.
Desde el área de Urbanismo, los técnicos municipales informan que el requerimiento por parte del teniente de alcalde, Antonio Fernández, aún está en plazo, ya que el tiempo empieza a contar una vez ha sido notificado el decreto a la parte interesada.
La línea de trabajo de esta concejalía, según apuntan desde ésta, está encaminada a la recuperación y el adecentamiento de cuantos solares y fachadas se encuentren en mal estado. Como ejemplo las actuaciones llevadas a cabo en el Palacio de Winthuysen, la calle Cervantes, el estadio Cuvillo y los distintos requerimientos que se están haciendo en ese sentido.
El proyecto de ampliación nació en octubre de 2004 cuando la promotora Aicosur adquirió el recinto, en una operación en la que la cadena Sol Meliá se embolsó, 6.1 millones de euros.
Finalmente, por distintos problemas a la hora de obtener la licencia de obras por una denuncia de Ecologistas en Acción, y con la llegada de la crisis, que llevó a los bancos a dar la espalda al proyecto, el Caballo Blanco quedó abandonado a su suerte hasta hoy día.
Recordar que tras su cierre quedaron sin trabajo los 23 empleados que tenían el hotel. Atrás quedaron los huéspedes que descubrieron los encantos de Valdelagrana, la Ahora se alojan delincuentes, drogadictos, prostitutas, vándalos y demás espécimen.