Los números, dicen, son siempre fríos y elocuentes. Los presupuestos son ilustrativos y muy dados a las interpretaciones y marcan todo un ejercicio en el que debe girar cada una de las partidas presupuestarias del presente año.
Los Presupuestos municipales portuenses demuestran todo lo contrario con la pasión que está encontrando tanto en el equipo de Gobierno como en el Partido Popular, formación que se ha posicionado en el adalid de las cuentas municipales. Las versiones dadas por unos y otros difieren en una realidad bien diferente y opuesta.
Si bien la oficial ha mostrado las dificultades que, según ellos, han recibido por parte del Ministerio, para el PP es solo “una mala excusa de un gobierno incapaz de gestionar la ciudad”. Lo cierto es que el Ayuntamiento portuense tiene ante sí un panorama cuanto menos complicado de gestionar, con una losa en forma de deuda, y con unas exigencias y unos cumplimientos legales que deberá asumir para los próximos años. Los márgenes son los que son y la realidad, más allá de versiones, en la época actual en la que toca ajustarse al cinturón y sobre todo a la ley.
Es cuanto menos esclarecedor que, entre los dimes y diretes, entre las versiones oficiales, las victimistas, reales y porfionas, en ninguna de ellas se atestigüe revertir las deudas y el resurgir de la ciudad.