Nos sobran tantos motivos y tantas y razones, que resulta ofensivo, ahora, el querer descubrir que la violencia no tiene absolutamente nada que ver con el fútbol. En momentos en los que parece que todos quieren remar en la misma dirección para erradicar esta lacra, no deja sino mostrarnos episodios que sirven para alejarnos de la realidad con la que quisiéramos encontrarnos.

Hacer cantera es expulsar a deportistas violentos, a aficionados que no representan un escudo. Porque la violencia se ha ido adaptando, que normalizamos conductas aberrantes y cuasi delictivas. Ánimos que se han confundido con ofensas e insultos.

Violencia física y verbal que nos acompañan como el verde del césped. Porque violencia también es oír, padecer, a tantos y tantos padres vomitar tanta enquina y tanta mala baba a rivales, árbitros, compañeros, entrenadores o monitores cada domingo.

Éstos también sobran del fútbol. Violencia también es periodistas con bufanda en mano, que no escatiman argumentos para denigrar la profesión y para alejarse cuanto más lejos y mejor de radios, programas y periódicos deportivos.

Los que amamos el deporte, los que vemos en el fútbol el mayor de los deportes, no podemos, no debemos permitir que los violentos tengan cancha.

Hay que marginarlos, señalarlos y echarlos. Sobran. Sólo fútbol.