Agosto comienza incandescente. Su alta temperatura pide agua de pozo"fresca y transparente y sombra de parra de vid. La siesta que siempre tiende a soñar con la calidad que la habían dado los Obispos de “con pijama y orinal”” sin embargo se hace más real en la butaca de anea, plÁcida mecedora, cuyas leves oscilaciones siempre son el preámbulo de una dulce somnolencia, que ni siquiera interrumpe la caída libre al suelo del libro de poemas que nuestras manos sostenían. La poesía acostumbrada a sufrir el trauma y la hoguera de los dictadores, vive este desplome como un episodio en la historia de una tarde feliz. El patio siempre ha sido una especie de "paraíso" de diálogos y descanso.
La realeza está de vacaciones. Nuestra futura reina, luce su juventud, encanto y sencillez. El monarca se siente feliz compitiendo en las azules y transparentes aguas mallorquinas. La reina actual es más reina que nunca. Inteligencia y responsabilidad saben mucho de esto.
El funcionariado profesional - funcionario somos todos - huye de su celda ciudadana, más o menos extensa, para ir a alcanzar, como si se tratase de un recluso en tercer grado, libertad solar, costera o montañosa, pero teniendo que regresar en la nocturnidad a un habitáculo de más reducidas dimensiones que su cobijo habitual. Pero hay quitar tantas espinas laborales y sociales, como tiene la "rosa de la vida", sin alterar su corola, para poder deslizarse por el tallo de la existencia, al menos durante un mes, sin el miedo al pinchazo equÍvoco y al dolor que las cosas que creemos más bellas, más agradables y más sinceras, traidoramente nos producen. Las relaciones humanas y no digamos las laborales, siguen degradándose - pese a todas las consignas políticas demagógicamente emitidas - día a día, porque para alcanzar la cima que su dignidad exige, es preciso que llegue al alma y la ciudadanía siempre se queda en la mitad del camino.
Los niños gritan y ríen, libres de la voz de la "seño" obligándoles a un comportamiento adecuado a su formación educativa y utilizan imperativamente el llanto para poder conseguir sus deseos. Los abuelos son sus mejores confidentes. Su inocencia y gracia natural, nos retrotraen a un mundo de ensueño que nunca debió apagarse, por mor del cumplimiento de los años. Pero infortunadamente la cizaña está creciendo en su fértil mundo de felicidad. Los avances técnicos están vehiculando a niños y jóvenes, merced al uso de las "dichosas maquinitas" a un mundo mudo, solitario y aislado. donde las ondas electromagnéticas quieren sustituir engañosamente, la presencia física de las personas. Con ellas las relaciones humanas, ni se ven, ni se escuchan, ni se palpan; es decir carecen de sentido y sentimiento. Los padres no deben ser cómplices - y lo son la mayor parte de las veces - de este mundo amorfo. Lo mejor - y estos avances lo son - en bastantes ocasiones es enemigo de lo bueno.
Los distintos gobiernos autonómicos o nacionales, que pasan el año sin acordarse de la importancia del criterio de los ciudadanos en sus decisiones, ahora sí quieren emularlos e irse como ellos de vacaciones. Desprendidos de la corbata buscan sus refugios de asueto y reposo que suelen ser albergues de calidad. La "masa civil" agradece el descanso de los decretos/ley, grilletes de papel que aprietan más que los de acero. A los rótulos de las calles, los títulos nobiliarios y los monumentos que recuerdan nuestra historia reciente, le da treinta días más de vida el galeno/autor de la Memoria Democrática. Hay paz en las sepulturas. El gasto y las ayudas dadivosas, siguen aumentando a expensas de subvenciones del exterior, sin darnos cuenta que llegará el día en que sólo tengamos como recurso nuestra nómina, que no nos dará para cubrir la deuda existente y menos aún para sostener un mínimo de bienestar. Pero el humo seguirá vendiéndose a buen precio.
Mientras tanto "el pobre", el que sólo tiene recursos para poder desplazarse todas las mañanas a la plaza central de su pueblo, para fumarse un cigarrillo (y se lo tienen prohibido) con amigos de condiciones económicas idénticas, está harto de oír y leer, la grandeza espiritual, que frente a la material avaricia y riqueza, representa la pobreza y desearía menos dignidad y más normalidad, para que su "pobreza de distribución"- las míseras migajas de eterno agradecimiento preelectoral - pudiera transformarse en "pobreza de producción”, es decir incorporarles al mundo del empleo, del trabajo y su remuneración, única forma de que pudieran vivir también este tiempo de ocio y descanso.
Agosto es el cálido cosmético que intenta disimular el frágil rostro de la vida.
